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Pero nunca ves a la persona que está detrás de las conversaciones, así que, de alguna manera, te agarras al clavo ardiendo de 'y si...'". Como la mayoría de las víctimas, Ana no va a denunciar, —"¿qué me va a decir la Guardia Civil?"—. Vergüenza, algo de miedo, y siempre un desengaño.
Estas navidades han sido quizá un poquito más tristes, pero desde luego más seguras, para Ana*. Era noviembre cuando esta mujer de mediana edad, originaria de un pueblito español, escribió a uno de los múltiples correos de "contáctanos" en El Confidencial.
Pero nunca ves a la persona que está detrás de las conversaciones, así que, de alguna manera, te agarras al clavo ardiendo de 'y si...'". Como la mayoría de las víctimas, Ana no va a denunciar, —"¿qué me va a decir la Guardia Civil?"—. Vergüenza, algo de miedo, y siempre un desengaño.
Estas navidades han sido quizá un poquito más tristes, pero desde luego más seguras, para Ana*. Era noviembre cuando esta mujer de mediana edad, originaria de un pueblito español, escribió a uno de los múltiples correos de "contáctanos" en El Confidencial.
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