La jefa de los espías ha fallado en su tarea más básica: ocultar que los servicios secretos españoles trabajan para los servicios secretos gringos. La menestra favorita de la derecha españistana tendrá que liquidar a su empleada para mantenerse en el cargo. Al ritmo de ranas que le salen, compite con la charca de Esperanza Aguirre.
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