El coche, tótem neofascista
Me gusta conducir. Vivo en una aldea a 25 minutos del cajero automático o el supermercado más cercanos, así que conduzco mucho. Lleva encima mi utilitario de 2020 más kilómetros, diría un amigo mío, que un ALSA de dos letras. No me gustan los coches, no tengo especial interés en ellos, no sé de diferencias entre tipos y marcas, me aburriría tener que aprender sobre ello. Y estoy a favor de la limitación severa de su uso y de su expulsión progresiva de las ciudades e incluso de los pueblos, si nos ofrecen alternativas.