#14 Doy fe. En mi juventud ya lejana, estuve unos días en la gringolandia profunda. Sufrí un brote de ceguera histérica en la orilla de un lago, cuando insolentes camisas de cuadros liberaron horribles visiones de carne lechosa. No era lo que yo había visto en aquellas películas de terror adolescente de los ochenta. Me maldije por no haber ido a la costa californiana en esa incursión en territorio enemigo, pero temía encontrar más vecinos de mi pueblo que nativas. Recuperé la visión ya de regreso, en la gozosa costa mediterránea de mi amada España.
También es que necesito recuperar puntos del carnet, he perdido algunos.