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El paripé del ataque iraní (o por qué todo seguirá igual en Oriente Próximo)

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Anoche Irán lanzó un ataque con varios centenares de drones y misiles contra objetivos militares israelíes. Siendo sinceros, el objetivo era sólo uno: la base aérea de Ramon, en el Neguev, desde donde se lanzó el ataque contra la embajada iraní en Damasco donde murieron varios de sus más altos generales. La idea de Irán era golpear simbólicamente la base sin causar ni un herido israelí, y lo consiguieron. Irán cuenta con misiles capaces de alcanzar Israel en 12 minutos, pero montó la parafernalia de un ataque a cámara lenta iniciado con enjambres de drones que tardarían 5 horas en llegar a Israel desde su lanzamiento y que, por supuesto, fueron monitorizados por EEUU desde el primer momento y derribados en su totalidad. Sólo los 7 misiles (estos sí de calidad y muy difíciles de interceptar) que Irán quería que alcanzasen la base aérea, impactaron en su objetivo.

Por supuesto, el impacto de los misiles se produjo muchas horas después de iniciarse el ataque, para que diese tiempo de evacuar la base aérea y no provocar víctima alguna (no me sorprendería que el propio Irán hubiese informado de antemano a algún intermediario de que esa base era su objetivo). La contienda entre Israel e Irán se parece bastante a un extraño combate de boxeo donde uno de los púgiles pega en serio y el otro finge que golpea. Israel asesina altos generales iraníes uno tras otro (recordemos que semanas antes liquidó a uno de los más altos líderes de la IRGC también en Damasco). Irán lanza bombardeos tácitamente pactados sobre bases vacías.

Con estos mimbres, no hay peligro alguno de escalada. Irán ha intentado salvar la cara ante la voladura de su embajada y el asesinato de sus altos mandos. Israel no ha sufrido ni una baja y, por tanto, no contraatacará o, si lo hace, será un ataque menor que permitirá a Irán echar tierra sobre el tema. Esto significa que el asesinato indiscriminado de cientos de palestinos al día en Gaza, continuará y se incrementará en las próximas semanas con la ofensiva de Rafah, lugar donde se hacinan cientos de miles de refugiados y que Israel ha elegido como próximo escenario del Holocausto palestino.

Si Irán hubiese atacado ayer en serio (por sorpresa y liquidando a varios generales israelíes en justa respuesta al asesinato de los suyos en la embajada) estaríamos mucho más cerca de la paz. Digo esto porque, como buenos supremacistas sin humanidad, los líderes nazi-sionistas que actualmente gobiernan Israel consideran a los palestinos meras cucarachas cuyas vidas no valen nada, pero valoran sobremanera la vida de cada israelí. Y el actual escenario, donde por cada 100 palestinos muere si acaso un israelí, es perfecto para que concluyan su proyecto de exterminio y deportación de la población de Gaza.

Si por cada 100 palestinos murieran 100 o incluso 50 soldados israelíes, no tardarían ni un mes en firmar la paz. Habría una o varias semanas de combates encarnizados donde los cohetes, drones y misiles lanzados desde Yemen, Irak, Líbano, Siria e Irán, causarían el caos en territorio israelí y los israelíes responderían con la misma contundencia. Pero si la resistencia contra el sionismo mantiene el pulso, Netanyahu se pondría de rodillas antes de que hubiese ni siquiera 5000 víctimas israelíes (recordemos que ya vamos por 35000 muertos palestinos, más de dos tercios civiles). Y EEUU sería el primero en obligarle a ello, sabedor de lo tremendamente vulnerables que son sus bases en la zona y de la guerra abierta que le declararían las poderosísimas milicias de Irak, Siria o Yemen si osase implicarse en la guerra. Semejante carnicería no es una opción para Biden, y menos en año electoral.

En cualquier conflicto humano, y salvo que quien choca contigo sea una persona justa (cosa posible pero poco probable), tus posibilidades de éxito se basarán exclusivamente en la potencia de tus armas. Cuando tu adversario es un carnicero supremacista, está claro que sólo entenderá la fuerza, y que el escenario donde puede asesinar a los tuyos impunemente solamente perpetuará sus crímenes. Si usas tus cartas para que sienta en sus carnes el dolor que produce, su instinto de supervivencia le llevará a recular. Para los líderes israelíes y la población que les apoya, el genocidio en Gaza es prácticamente como jugar a un videojuego, y si eso no cambia seguirán jugando hasta el final. Irán y sus aliados en la zona tienen esa fuerza, pero deben atreverse a usarla. Lo contrario sólo llevará a la consumación del Holocausto palestino, que ahora se perpetra a cámara rápida.

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