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El murciano que cortó la cabeza a su madre y los mercaderes del odio

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Hará unos 15 años, Murcia quedó sobrecogida por la noticia de la decapitación de una anciana por su hijo esquizofrénico. Todo sucedió en la localidad murciana de Santomera, donde el joven cortó la cabeza de la mujer y se paseó por el pueblo exhibiéndola y gritándole que le quería. La mujer había salido en televisión meses atrás denunciando la gravísima esquizofrenia que padecía su hijo y el enorme peligro público que suponía. Todo lo más que consiguió fue el ingreso del joven en centros psiquiátricos durante cortos periodos, siendo dado de alta arbitrariamente debido a la saturación del servicio murciano de salud y la ausencia de recursos para tratar adecuadamente a los enfermos. Cuando lo juzgaron el juez le declaró inimputable debido a que su demencia le impedía ser consciente de sus actos, y hoy sigue recluido en un centro psiquiátrico. Si se le hubiese tratado a tiempo, esto no habría sucedido. Destáquese también que, hace pocos días, otro murciano desenterró a su hermano, lo decapitó y paseó su cabeza por la localidad de Águilas www.levante-emv.com/sucesos/2024/07/18/hombre-desenterro-decapito-herm

Si hablamos de seguridad ciudadana en la capital murciana y sus pedanías, la situación es ciertamente deplorable debido a las incontables plazas de policía local vacantes que el Ayuntamiento (con mayoría absoluta del PP y con Vox pisando los talones en número de concejales al PSOE) se niega a convocar. Actualmente, y debido a los chanchullos urbanísticos del anterior alcalde pepero, el consistorio está en quiebra técnica www.laopiniondemurcia.es/murcia/2021/05/16/condena-millonaria-abre-pue Pero eso no evita que el actual alcalde se gaste auténticas millonadas en estatuas, flores y su costosísimo gabinete de prensa www.laopiniondemurcia.es/murcia/2024/08/15/quejas-vecinales-politicas- Sin embargo, no tiene dinero para que la plantilla de policía local cuente con los efectivos imprescindibles para dar un servicio mínimamente decente a los ciudadanos, lo cual ha derivado en que, esencialmente, se dediquen a patrullar el centro de Murcia (donde viven los más acomodados) y dejen abandonados los barrios y pedanías. En El Raal, los vecinos ya han empezado a montar patrullas ciudadanas www.laopiniondemurcia.es/murcia/2024/08/17/montan-patrullas-ciudadanas

Todo esto me viene a la mente a raíz del circo de mentiras y odio montado por la ultraderecha en relación con el crimen de Mocejón. Tras días afirmando categóricamente que el asesino era magrebí, ha quedado demostrado que era un ciudadano español ("sus padres son vecinos del pueblo de toda la vida") con graves problemas psiquiátricos, y que esa demencia fue la causante del crimen www.epe.es/es/reportajes/20240819/indignacion-conocerse-identidad-pres Todo el mundo sabía que su patología mental le volvía muy peligroso, se denunció reiteradamente a las autoridades y, en lugar de darle el tratamiento preciso para evitar una tragedia, se le dejó a su suerte al igual que al parricida murciano, con idénticas consecuencias.

La delincuencia es un problema real (no tanto como la pobreza que constituye su principal causa, pero es un problema). Tanto la cometida por ciudadanos españoles, como sucede en la gran mayoría de casos, como la cometida por extranjeros. Los datos del INE evidencian que las tres cuartas partes de los delitos cometidos en nuestro país son protagonizados por nacionales www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=26014 aunque haya ciertos tipos de delito como los robos o hurtos donde ese porcentaje baje y ronde los dos tercios (ahí sería interesante determinar el porcentaje de personas en situación de pobreza que los cometen, y muy posiblemente se concluiría que no es que los inmigrantes ilegales roben más por serlo, sino por ubicarse mayoritariamente en los umbrales de renta donde se cometen más delitos contra la propiedad para subsistir). Pero está claro que, independientemente de la nacionalidad de los autores, los delitos deben afrontarse mediante políticas sociales que los prevengan y acción policial que los reprima. Para ello es esencial que los ricos paguen impuestos.

Las patologías mentales no tratadas o deficientemente controladas por los servicios sanitarios constituyen otro problema para sus víctimas directas y potenciales. Y está igualmente claro que deben tratarse mediante servicios sanitarios públicos y de calidad que den a cada paciente lo que necesita para curar o estabilizar su enfermedad y, mientras no sea así, tomen las medidas para evitar que pueda dañarse o dañar a otros. Para ello es esencial que los ricos paguen impuestos.

En su inmensa hipocresía, derecha y ultraderecha satanizan a la población inmigrante mediante la infame estrategia que implica, aparte de inventarse bulos sobre delitos inexistentes, publicar machaconamente en sus panfletos cada delito cometido por un inmigrante, mientras silencian los cometidos por ciudadanos españoles, de tal modo que si en un día se cometen 100 y sólo 10 son protagonizados por inmigrantes, sacarán esos 10 para dar la impresión de que sólo ellos delinquen. Simultáneamente, y como hacen en Murcia, no invertirán un duro en los servicios y políticas públicas necesarios para prevenir y combatir la delincuencia, desde un reforzamiento de los cuerpos policiales a servicios sociales y educativos de calidad. Recortar, privatizar y dejar abandonados a los ciudadanos son sus señas de identidad.

Cuando aquella diputada de Vox llamaba a los barrios populares "estercoleros multiculturales" dejaba bien claro que los considera estercoleros porque también considera basura a la clase trabajadora nacional que mayoritariamente los puebla. Derecha y ultraderecha nunca tratarán las raíces de estos problemas porque no les importan, como tampoco les importa que los ancianos no lleguen a fin de mes con sus pensiones, los enfermos empeoren y mueran por falta de tratamiento médico o los trabajadores cobren, como en la época de Rajoy, 700 euros por una jornada laboral a tiempo completo. Para ellos es el orden natural de las cosas. Solamente explotarán cada delito, real o inventado, cometido por un inmigrante para engañarnos haciéndonos creer que son nuestro gran problema y ellos son nuestros salvadores. Todo para llegar el poder y, destruyendo derechos sociales y laborales, servicios y políticas públicas, así como eximiendo a quienes más tienen de pagar impuestos, generar el perfecto caldo de cultivo para el crecimiento de la delincuencia y, sobre todo, del sufrimiento de la mayoría de la población. Una población que debería preguntarse por qué el alcalde de Murcia deja pudrirse el cuerpo de policía local o por qué el servicio murciano de salud es incapaz de tratar adecuadamente a los enfermos con patologías mentales, así como a tantos otros que empeoran diariamente en las interminables listas de espera.

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