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El Juzgado de lo Contencioso Nº5 de Murcia me concede la plaza de profesor en Derecho Constitucional que injustamente se me negó

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No pensaba contarlo de momento, pero la noticia se ha difundido tanto que no le veo sentido a seguirla ocultando. El 22 de junio me notificaron la sentencia que os adjunto, es.scribd.com/document/580903727/Sentencia-Plaza-Constitucional?fbclid y que me otorga la plaza que, en diciembre de 2020, se me denegó a pesar de superar con creces mis méritos los del candidato seleccionado por el área. Unos méritos que, a diferencia de él, no obtuve en el marco de proyectos de investigación, publicaciones y congresos organizados por quienes controlan el área de Derecho Constitucional de la UMU, sino buscándome la vida en revistas, editores de libros y otros foros donde no me conocía absolutamente nadie, y seleccionaron mis trabajos por su valía objetiva.


La sentencia es una obra de arte, y tumba decisiones del Departamento absolutamente inconcebibles, como no considerarme "propia del área" una beca para hacer un doctorado y una tesis en Derecho Constitucional bajo la dirección de uno de los mejores constitucionalistas de Europa, Augusto Barbera, o darme 0 puntos por la Beca del Real Colegio de España, o considerarme no indexadas publicaciones en revistas que objetivamente lo estaban cuando se evaluaron mis méritos, o valorar al candidato que obtuvo la plaza asignaturas sin docencia y docencia no impartida pese a que a otros candidatos que las alegaron no se les valoraron.


¿Significa esto que podré al fin dedicarme a mi sueño de dar clase a tiempo completo? No lo creo. Hablo bastante con representantes sindicales de la universidad y varios me han dicho que los servicios jurídicos de la UMU han recomendado no recurrir la sentencia, pues jurídicamente es impecable. Pero me temo que se recurrirá, me temo que se intentarán usar tretas como amortizar la plaza para que no pueda ocuparme, y me temo en definitiva que mi batalla por ser profesor sin ponerme de rodillas, iniciada hace 15 años, tendrá que continuar.


Porque desde que entré como profesor asociado al área de Derecho Constitucional en 2015 me he sentido total y absolutamente marginado. Se me ha mantenido con la docencia mínima posible, sin invitarme jamás a ningún proyecto o actividad del área y, en definitiva, tolerándome (porque no tenían más remedio que tolerarme, ya que en aquella convocatoria mis méritos pulverizaban a los del resto de candidatos) pero sin darme la más mínima oportunidad de promoción, mientras otros profesores sin doctorado (yo soy doctor desde 2011 y estoy acreditado a contratado doctor por la ANECA) veían notablemente incrementada su docencia año tras año y eran invitados a todos los proyectos y publicaciones del área.


Muchos sabréis que esto viene de lejos, remontándose a mi época de becario, en la que lancé duras críticas contra la gestión del Rector Cobacho debido a su falta de defensa de la universidad pública y a un alto cargo del CEUM en aquellos tiempos (hoy profesor de mi departamento) que me demandó en vía civil por vulnerar su honor y perdió el pleito, como también perdió la UMU el pleito sobre la expulsión de 1 año que sufrí a causa de mis críticas, revocada por la Justicia. Pero, como decía el gran Paco Ibañez, "en el mundo, pues, no hay mayor pecado, que el de no seguir al abanderado".


Mi pasaje favorito de Los Miserables es aquel en el que Marius alaba las grandes gestas militares e imperiales de Napoleón, y pregunta a un compañero suyo qué hay más grande que eso. Y el compañero le replica "ser libre". Y tiene toda la razón. Me repugna la endogamia, me repugna el servilismo, me repugna que alguien renuncie a su identidad para obtener un puesto. Y por eso llevo 15 años intentando obtener un sueño que, de haberme puesto de rodillas, habría tenido desde un primer momento.


Comprendo a todos los becarios, ayudantes y demás gente que, sin grandes ambiciones, se someten a la lógica feudal de tantos departamentos porque si no se morirían de hambre. Yo tengo la inmensa suerte de, aparte de ser austero y necesitar poco para vivir, contar con un trabajo externo como abogado que me permite ganar más de lo que me hace falta. Y desde esa libertad voy a seguir peleando a muerte para conseguir lo que es mío. Os dedico esta pequeña-gran victoria, y también a todos los contribuyentes que pagan sus impuestos esperando que con ellos se financien los sueldos de los profesores más preparados y capaces, y no de los más enchufados y sumisos. Seguiremos adelante y a por todas.

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