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¿Por qué cayó la República de Weimar?

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La República de Weimar es el nombre que recibe habitualmente el periodo histórico de Alemania comprendido entre 1918 y 1933.

De hecho, nunca fue la denominación oficial del país. Entre 1871 y 1945 Alemania se llamó Deutsches Reich, o Reich Alemán. República de Weimar es el nombre que se ha dado por la historiografía posterior al breve periodo (14 años) entre el final del Gobierno del Kaiser Wilhelm II y la ascensión al poder de Adolf Hitler, porque en ese tiempo Alemania intentó gobernarse a sí misma mediante una Constitución, aprobada por la Asamblea Constituyente en Weimar, en 1919.

Pese a que supo gobernar el país durante los dificilísimos momentos de la derrota, frente al revanchismo de los aliados, la República de Weimar nunca contó con un respaldo real de la población alemana.

Los políticos de la República de Weimar lograron frenar la hiperinflación de 1921 - 1923, acabar con el aislamiento internacional, reflotar la economía del país; pero nunca gozaron de la confianza absoluta del pueblo alemán, lo que explica el rotundo apoyo a Hitler y sus políticas durante gran parte de su mandato.

¿Cómo pudo caer el régimen democrático alemán, que pese a los infinitos problemas que sufría Alemania consiguió volver a poner al país a la cabeza de Europa? Pues las causas son múltiples, unas estructurales y otras coyunturales; unas sociales, otras económicas. Vamos a repasar unas cuantas: no es una relación exhaustiva; y, como es evidente, el contenido está sujeto a debate.

- Muchos alemanes relacionaron el régimen de Weimar con la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial.

En realidad, es evidente que tanto la guerra como la derrota ocurrieron durante la Monarquía de Guillermo II, así que difícilmente podría echarse la culpa a la República. Sin embargo, el ejército alemán estuvo a las puertas de la victoria (la URSS retirada de la guerra, ofensiva inicialmente victoriosa sobre París) en verano de 1918, o eso parecía. Y, sin embargo, pocas semanas después se produce la petición del armisticio. Fue el Ejército quien pidió al Kaiser que solicitase la suspensión de hostilidades (consciente de que, con la potencia de EEUU y la retirada de la guerra de sus aliados, ya no tenían ninguna posibilidad) pero, en los años posteriores, se transmitió al pueblo alemán que la culpa era de “los políticos civiles” y, más adelante, la leyenda de la “puñalada por la espalda”.

Pero también está claro que el posterior triunfo del revanchismo nazi encontró el campo más que abonado en la rabia de los alemanes, que se creyeron engañados y buscaron culpables; y por cierto que, quizás, sin el revanchismo aliado (sobre todo francés) no hubiese sido tan fácil la reacción extremista alemana.

- El sistema electoral alemán no favorecía los gobiernos estables.

Durante los 14 años de la República de Weimar, hubo una veintena de gobiernos. Pese a lo que se diga, el cambio de cancilleres o de ministros no supuso ni hastío ni cansancio en el electorado alemán, pues las políticas aplicadas apenas variaban (pocas alternativas había); tampoco el número de convocatorias electorales pudo influir a ello (ocho elecciones federales en catorce años; durante la República Española hubo tres en cinco años, y no creo que pueda justificarse el Golpe del 36 por ello).

Lo que sí es cierto es que el sistema electoral alemán de entonces, proporcional (no se contemplaban mecanismos como la Ley d’Hont para favorecer la gobernabilidad) hacía casi imposible gobernar en mayoría absoluta. Con demasiada frecuencia, el canciller tuvo que recurrir a gobernar por Decreto-Ley, en lugar de buscar un apoyo del Reichstag (Parlamento) que no iba a conseguir.1

No es que gobernar por Decreto-Ley erosionase la confianza de la opinión pública en la democracia. Pero, en 1933, tan acostumbrados estaban a ello (comenzó Friedrich Ebert, socialdemócrata, y siguieron todos los gobernantes, de izquierda o derecha) que, cuando Hitler empezó a gobernar a golpe de Decreto-Ley, no se encendieron las alarmas…

- Los partidos políticos alemanes no creían en la democracia.

Este, en mi opinión, es uno de los puntos clave.

Como pasó en la transición española, en los primeros tiempos de la República de Weimar se fundaron muchos partidos, la mayoría de los cuales fueron desapareciendo o siendo absorbidos por otros. Al final de este período, los partidos con más votos (y con más parlamentarios) eran:

- NSDAP: los “nazis”. Desde 1932, el partido más votado de Alemania. Contrario al sistema democrático, porque cree en un sistema totalitario dirigido por un “Führer”, un Líder enviado por la Providencia para guiar a Alemania.

- SPD: Socialdemócratas. Se puede decir que eran los únicos que creyeron de corazón en una Alemania democrática.

- KPD: Comunistas. En la época de la República de Weimar, eran leninistas-estalinistas y, por lo tanto, esperaban que se desencadenara una revolución al estilo de la Revolución Rusa. Por lo tanto, eran profundamente antidemocráticos.

- Zentrum: Católicos. Un partido conservador, pero fuertemente comprometido con la defensa de los derechos de la importante minoría católica (que consideraban vulnerados por los gobiernos alemanes desde Bismarck). Podían apoyar los gobiernos democráticos, o al NSDAP, siempre que les prometieran una política de acuerdo con sus peticiones.

- Conservadores: DNVP (en los últimos años de la República de Weimar) y otros partidos. Aglutinaron el voto de monárquicos, conservadores no católicos, etc. No eran democráticos, pero toleraban la República… a falta de otra cosa mejor.

Como podréis comprobar, el auténtico apoyo del régimen democrático de Weimar era escaso… y no sólo por los parlamentarios; la opinión pública, en general, era muy tibia en el apoyo a un régimen democrático.

- La situación económica empeoró tras la crisis del 29.

Por supuesto, es un punto clave. En las elecciones federales de 1928, el NSDAP (nazis) recibió poco más de ochocientos mil votos; en septiembre de 1930, más de seis millones de votos. Pero, por ejemplo, el KPD (comunistas) también había aumentado de tres millones doscientos mil a cuatro millones seiscientos mil votos. El voto extremista, y antidemocrático, había evolucionado de manera sustancial, mientras que los socialdemócratas perdieron seiscientos mil votos, y partidos que no eran democráticos, pero sí aceptaban la alianza con un gobierno de la República de Weimar, también habían perdido muchos votos.

El caso es que la opinión pública estaba más que preparada para aceptar un gobierno autoritario que “solucionase los problemas de Alemania2

- La situación internacional fomentaba los gobiernos autoritarios.

Efectivamente: tras el final de la Primera Guerra Mundial, y bajo el impulso del presidente Wilson de EEUU (que pronto se desilusionó con el resultado de su iniciativa), se intentó crear países con cierta homogeneidad étnica y cultural, con capacidad de crear unas instituciones democráticas, y que sirvieran como estados - tapón frente a la posible amenaza de la URSS y de la potencia alemana.

El caso es que, por uno u otro motivo, casi todos los países de Europa fueron cayendo bajo gobiernos autoritarios: Italia, Polonia, los Países Bálticos, Hungría, Austria, Rumanía, Portugal, España, Yugoslavia… Aparte de la ya totalitaria Unión Soviética.

La causa principal no fue sólo la eficacia (o no) de los países con gobierno autoritario; en realidad, el control de la Prensa y los medios de comunicación hacia el exterior, junto con la represión de cualquier oposición, sirvió como altavoz para que la opinión pública de otros países creyese que un dirigente “enviado por la Providencia” había mejorado las condiciones de esos países. Ejemplo, “los trenes italianos que llegaron a su hora”; el “pleno empleo de la época de la Alemania de Hitler” y, ya en el otro lado ideológico, el “paraíso de los obreros” de la URSS de Stalin.

Así pues… ¿Cayó la república de Weimar por una cerrada oposición de los partidos de ultra derecha, como dicen algunos periódicos?

Por ejemplo: theconversation.com/acoso-y-derribo-de-la-ultraderecha-la-ensenanza-de

No, rotundamente, no.

Ya he explicado la mayoría de los motivos que causaron la caída del régimen de Weimar. Hay más de las que he recogido en esta Tribuna. Pero, desde luego, en los aspectos políticos, no existió un “acoso de la ultraderecha” que causó su fracaso, y que – intencionadamente - el articulista relaciona con la oposición de VOX y/o PP. Hubo, sí, una falta de confianza de una amplia mayoría de la sociedad alemana (desde la izquierda y la derecha) en los regímenes parlamentarios y, como consecuencia, ante una grave crisis económica, la deriva a alguien que parecía poder solucionarlo todo.

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