José Sacristán es interpretación, es sabiduría y es voz. Sin embargo, anoche en El Hormiguero fueron sus silencios los que más dijeron. No quería meterse en charcos, en ninguno, ni sobre la religión, ni sobre la política, ni sobre nada que pudiera encenderle. Así que, José Sacristán tiró de lo que más tiene, de tablas. Y utilizó lo que muchas veces parece se ha perdido, aquello de que sea el otro el que utilice el pensamiento crítico y saque sus propias conclusiones. José Sacristán tiró el anzuelo y dejó que fueran otros los que lo mordieran.