Menudo sainete. Este individuo trepó desde el sindicato de futbolistas a presidente de la RFEF, turbio negocio de Villar y sus vicepresidentes. Presuntamente, lo perfeccionó y tapó todas las fisuras. En su día, Capone, intocable por su actividad delictiva, acabó cayendo por un detalle menor de unos impuestos.