La caída de Íñigo Errejón discurre paralela a una operación para propiciar su regreso auspiciada por el equipo de Igualdad de la exministra Irene Montero En paralelo, y mientras se iba organizando el «me too» doméstico contra el portavoz parlamentario de Sumar, en la izquierda alternativa a la plataforma de Yolanda Díaz ya habían empezado los movimientos para reposicionar a Pablo Iglesias. El fundador de Podemos no ha perdido las ganas de volver de nuevo a la política e intenta reactivar un espacio que él dominó, y que ahora lleva ya tiempo ins
Me enerva observar cómo los habituales generadores de odio lo están esparciendo estos días sin ningún pudor. La buena vecindad y el patriotismo la están mostrando los valencianos, y no influencers o streamers desde códigos postales andorranos pidiendo más Estado mientras lo diluyen evitando pagar impuestos.
Iñigo Errejón, fundador de Podemos, fundador de Más Madrid, de Más País, teórico brillante incluso para sus rivales políticos y, hasta el jueves pasado, portavoz parlamentario de Sumar, ha tenido que dimitir tras una denuncia anónima por maltrato psicológico de una mujer que había mantenido relaciones con él. La crisis ha acabado sacando a la luz un patrón tóxico de actuación con varias mujeres y, finalmente otra denuncia pública y en comisaría, por agresión sexual.
Es lo que pasa cuando la clase obrera se queja y tú, en lugar de escucharles, les llamas nazis. Si vives como ellos no quieren: nazi. Si piensas lo que ellos no quieren: nazi. Si votas lo que ellos no quieren: nazi. Si les criticas por pactar con filoterroristas: nazi. Si defiendes la familia tradicional: nazi. Si criticas el neofeminismo desnortado: turbonazi. Si eres hombre: machista y potencial nazi. ¿Qué crees que va a pasar cuando todos esos "nazis" vayan a votar? ¿Que te otorguen a ti, su enemigo confeso, la batuta de su futuro?