Dos asesinatos. Dos ciudades capitales. Menos que 24 horas. Uno de ellos impactó contra un apartamento en el centro de Beirut, matando a una mujer y dos niños, y tenía como objetivo a un alto comandante de Hezbolá. Luego, apenas unas horas más tarde, se produjo un ataque en el corazón de Teherán, que asesinó a la figura más destacada de Hamás y a su jefe político, Ismail Hanieyah. Israel se ha adjudicado el primer ataque, aunque no el segundo (al menos no todavía), pero las repercusiones han empezado a sentirse, igual que el temor a la guerra.