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Helisan - mirror del artículo censurado por Ripio

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Para que su Ripiosidad no pueda borrar el artículo de Zurditorum Helisan en el anteriormente famoso sub escombrillos. Me permito cortarlo y pegarlo, para que esté lejos de las zarpas del susodicho.

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Llevado por los acontecimientos acabé enredado en la última trifulca que han tenido los noteños. Generalmente la gente del Notame se la pasa hablando de sus achaques, como si fueran abuelitos que chatean cubiertos por una mantita frente a su vaso de leche tibia, pero de cuando en cuando te los encuentras en guerras fratricidas transformados en berserkes. Y en algún encontronazo se le ponen a uno los pelos de punta. Como estoy del lado de todos voy a contar un poquito de mi historia de benevolente y magnánimo administrador de foro. Quizá sirva para atemperar el ánimo de los vikingos y dar algo de luz a los problemas de los foros.

En tiempos hice dos comunidades de MSN (no reírse). Durante años fui el administrador, el jefe, el boss, el mandamás de dos grupos populosos en ese portal (pocas veces hablé del asunto aquí, porque el sitio era ignominioso para los meneantes de los tiempos primigenios). Al principio el primer grupo lo llevé con mi acostumbrada magnanimidad y benevolencia, pero nació vinculado a un chat de parroquianos donde casi todos nos conocíamos. Muchos éramos amigos, habíamos hecho quedadas, dormido en casas de unos y otros, a veces unos con otros. Estos amigos me ayudaron a administrar el foro, pero no fue gente elegida por su experiencia o sabiduría, tal cosa habría quedado fuera de mis posibilidades aunque hubiera estado entre mis pensamientos.

Yo era joven e ingenuo e ignoraba que a la amistad en el gobierno le sigue siempre el nepotismo, la corrupción y los atropellos. Y ocurrió que los colegas del chat abusaban con frecuencia de los foristas sabiéndose impunes, porque ante los sentimientos que surgen de la amistad el administrador fue completamente anulado. Estos minions se pasaban la vida foril metiéndose en reyertas con la chusma, o directamente organizándolas, siempre por buenos motivos y siempre llevando la razón, como todo el mundo. Pero en tales circunstancias ocurre como cuando actúan los antidisturbios que, salvo por las porras y los gestos de prepotencia que otorga el poder, es difícil diferenciar a la chusma a uno y otro lado. Fuera quien fuera el que ostentaba la razón, el hecho es que la situación generaba estampidas recurrentes de usuarios indignados. Así que con el tiempo la otrora populosa población del foro fue desapareciendo y solo quedaron los amigos del chat, que no necesitaban el foro porque ya tenían su chat.

El segundo grupo que hice mantuvo una razonable vidilla en el foro hasta la extinción de aquellos sitios. Tuve mucha suerte. Los administradores no éramos amigos, solo conocidos con los que eventualmente había colisionado en otros foros, y cuya manera educada y desapasionada de debatir me había dejado una buena impresión. Así que los persuadí para que se introdujeran en el tranquilo y bucólico mundo de la administración de foro. Y todo fue muy formal, y muy bucólico. Nos teníamos simpatía, pero no había colegueo, no existía un conocimiento íntimo o una relación fuera de la ocasional gestión del foro. Seguramente al ignorar que el administrador coleccionaba gatos disecados o que era un activo bonapartista no tuvieron muchos problemas en llegar a consensos, o en coincidir con él a la hora de tomar decisiones.

Pusimos distancia entre nosotros, y aún más distancia pusimos con los usuarios. Ante ellos nos hicimos invisibles. Además la coyuntura de la Internet de la época nos permitió ser exquisitamente taoístas. Casi no intervenimos en sus cuitas, ni en sus intentos de enredarnos, ni mucho menos los azuzábamos. Casi no interveníamos, éramos como la mano invisible del mercado o como los reptilianos. Y es que teníamos menos responsabilidades y existía más libertad, y por eso también surgían montones de grupos de pedófilos en MSN, lo que al parecer fue el motivo, o la excusa, de que se fuera todo a pique. A llegar leyes más estrictas y peliagudas se vislumbró que habría que estar encima del foro, y todo eso requería más gente. Había que buscar gente y confiar en la suerte de que salieran tan decentitos como los primeros; o bien tirar de amigos y ahí, de nuevo, aguardaba el peligro. Afortunadamente no nos vimos mucho tiempo en esa tesitura porque MSN cerró los grupos y entonces acabé cayendo en este antro lleno de gente ruda y con malas pulgas.

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