Qué puedo decirte, hijo mio
Te vi la primera vez en una ecografía. Lo primero que dije es "joder" fascinado mientras veía en el monitor cómo te movías. Sabía que ya existías, pero hasta ese momento, no dejaste de ser una idea abstracta en algún lugar de mi cabeza. Querido hijo mío, te escribo esto porque sé que aun no es tiempo de tener esta conversación.
Quiero que sepas de donde vienes, porque es necesario tener un punto de partida. Tus padres no vienen de familia rica. Nos ha ido relativamente bien, eso sí, dado que hemos tomado decisiones que han sido acertadas a largo plazo, pero en el entorno en el que nos criamos no fue siempre así.
Por parte de tu padre el asunto de la educación jamás fue prioritario. Sí, por un lado vienes de una familia que echó a la mar a un niño de 8 años, por otra molineros y gente de la tierra. Puedes contar un carpintero, y hasta una maestra republicana que cayó fusilada por la guardia civil junto a su marido cuando intentó cruzar la frontera. Nada reseñable salvo que muchos de los que son tus parientes pueden ser considerados una panda de gañanes contumaces, gente que pensaba que las niñas quedaban para servir y los niños para trabajar. Los niños entonces no se cuidaban, eran como bichos que ayudaban en el trabajo diario, y suerte que en la generación de mis padres la escolarización empezó a ser obligatoria.
Nunca vi, salvo por una parte de la familia de tu madre, demasiada alegría. Gente dura, si lo quieres ver así, o endurecida tras una guerra, la hambruna posterior, y un país donde la justicia social solo aparecía como una vaga idea traída del norte de europa y se movía a hurtadillas como panfletos del partido comunista.
Con esto te quiero decir, cuando veo cómo te entretienes jugando, que hace no mucho tiempo atrás, hijo mío, lo que haces no hubiera sido posible. Serías un niño fuerte, sí, pero estarías tirando de las redes en un pesquero o en el campo, dejandote la salud en vez de vivir una infancia como la que cualquier niño debería vivir en una familia estructurada.
Hay una máxima que dice que el conocimiento te hará libre. Es necesario que recuerdes esto, dado que es tan cierto como que un día ya no estaré para recordarte que los impuestos tampoco los puedes evitar. Hijo mío, te ha tocado vivir en un mundo mejor que en el de tus abuelos, pero sigue siendo un mundo de mierda, algo menos injusto, pero igual de malo.
Gracias a un buen consejo estudié ingeniería. Soy el primer universitario que salió de este montón de gente brillante, pero terriblemente indolente en lo que se refiere a su educación. En esta generación, tienes hasta doctorados, enfermeras, arquitectos y varios ingenieros, incluyendome a mi. Con esto quiero decirte que posiblemente vivimos mejor que nuestros padres, pero nada está garantizado para ti, porque tus abuelos no hubieran podido pagar mis estudios si hubiera empezado la carrera ahora debido al retroceso en el derecho a la educación. Mientras tú estás cambiando cromos de futbolistas yo sigo pensando en cómo garantizarte una educación que no te convierta en un siervo del sistema, en cómo hacer que tengas pensamiento crítico y que no des nada por hecho. Sé que tú no eres yo, no has de ser un idealista. Si me preguntas, hijo mío, qué conclusión saco de todo lo que he vivido, seré totalmente sincero:
Si tuviera la posibilidad de haber hecho otra cosa, lo hubiera hecho. Al principio pensaba en la ingeniería como un ars gratia artis, en el que buscaba soluciones al problema con una aproximación bastante naïve, pero creativa, y por tanto efectiva. Pero hay dos cosas que nadie me contó entonces:
· En este país, y en buena parte de Europa, la creatividad no está de moda. Segun ellos, no nos pagan para pensar.
· Las personas menos indicadas para tomar decisiónes están en los puestos que importan y eso no tiene pinta de cambiar.
Hijo mío, tengo una profesión interesante si tuviera un fin último más allá de que un banco gane más dinero, o que una empresa pueda fletar a tiempo en Shanghai la producción hacia Estados unidos. Siempre pensé que no podría soportar que mis decisiones pudieran costarle la vida a otros, y eso fue por lo no hice medicina o ingeniería civil. Ahora me temo que cometí un error en ese sentido, dado que no me interesa en absoluto, y menos si consideras con el tipo de gente que tengo que tratar en mi día a día: los leones, las hienas, los chacales, los cuervos, los Eloi y los PADEFOs.
No sé qué harás con tu vida, es tuya y has de vivirla. Solo te pido que hagas algo que te haga feliz, y sobre todo que tengas el objetivo de estar más allá del ser un engranaje de esta maquinaria de destrucción del individuo que es la sociedad occidental. Esta sociedad está enferma, y un niño listo y sensible como tú está condenado a erigir un muro entre los sentimientos y el mundo que te rodea. Debes ser riguroso y no dejarte llevar y evitar si puedes a esta gente de vidas vacías. Tienes mucho que hacer, y estaré siempre para apoyarte.
Tu padre que te quiere.