La solución es muy sencilla y ya la aportó YouTube: que el voto negativo sea un simple placebo. Es decir, eliminar toda funcionalidad del voto negativo, pero dejarlo ahí para que los usuarios sigan pensando que tienen el poder.
Pero no se atreven a hacer eso, porque los usuarios de extrema-izquierda saben dónde viven los administradores.
Pero no se atreven a hacer eso, porque los usuarios de extrema-izquierda saben dónde viven los administradores.