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Moebius y Sísifo, o el dia de la marmota

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Como ya sabéis, habito en el páramo de la moralidad. Allá donde el enanismo mental se confunde con la indigencia intelectual vereis crecer la flor del guano, desafiante y burda, poniendo precio a las almas de los pobres incautos que ven en la consultoría un medio con el que llegar a fin de mes.

Pero bajo una pequeña sombra de ideas que se marchitan una tras otra podeis hallarme, protegido de la radiación inmunda de este entorno con un traje a medida, ahora hecho harapos y manchado del lodo que cae como el maná, alimento de Managers y Team Leaders. Y preguntandome cada dia ¿por qué, por qué? ¿Qué ha sucedido para verme atrapado en mitad de ninguna parte, atascado entre banalidades e inmovilizado mentalmente en un lodazal que no aporta absolutamente nada? Francamente el proceso de introspección es un poco complicado para alguien que no dispone de una proceso mental efectivo para valorar los sentimientos propios, pero afortunadamente siempre hay una referencia que sirve de punto de apoyo para sacarte de ahí.

Y bien, enumerando las posibilidades actuales dentro de este mundo (las Cárnicas o consultoras IT), hay dos caminos: el de Fuckowski, que lleva irremisiblemente a la emigración para conseguir un trabajo digno como ingeniero de software en algún oscuro cubículo en Dublín, o bien el de gerente, que lleva a irte de putas con tus clientes y a pagar la farlopa y cubatas de los jefazos a cambio de secretos empresariales inconfesables que haga subir tu "prestigio" entre el Senior Management y acabe en una promoción fulgurante a cambio de silencio. Nada es suficientemente asqueroso ni rastrero en el mundo de la gestión. Te dicen "si no tienes lo que hay que tener, no te metas". Yo diría, después de haber disfrutado de una peregrinación por el calvario de la miseria moral, que si tienes lo que hay que tener, no te metas. Y sí, la empatía, la generosidad, el gusto por el trabajo bien hecho y la solidaridad, sí, todo eso sobra.

Si hubiera empezado de nuevo seguramente hubiera elegido otra cosa. Hubiera acabado quizá en el metro pidiendo para comer, pero al menos estaría haciendo algo por mi mismo que tendría sentido, pero dejando a un lado los deseos de fama y gloria de su seguro servidor de vds, la pregunta en general es saber si estamos preparados para ser felices en un mundo que lleva a la paquetización de los sentimientos, a producir individuos aparentemente felices, con vidas huecas y llenas de abalorios donde invertir los beneficios de la recolección de la flor del guano. Por 800 eurazos al mes la gente se mata, está 12 horas de pie, no te quejes que hay 100 haciendo cola en la calle para ocupar tu sitio.

Ay que felicidad tan hueca, ay que felicidad tan espuria. Ves pasar los días, arrastrandose los segundos y cuando haces balance ves que lo más interesante que has hecho en todo el dia ha sido cagar mientras ves los videos chorras en los grupos de Güasap. Luego te lavas las manos (o no, dependiendo de la pulcritud de la persona), y ves en el espejo a alguien que se le va la vida, que no recordará nada de ese puto dia en cuanto pase una semana, dado que el cerebro tiende a olvidar actos y acciones repetitivas. Al final de año, llega el uno de enero y te dices ¡joder, como vuela el tiempo! Y así llegas de nuevo, querido Sísifo, al fondo de la ladera: ahi tienes tu piedra, pero cuando creas que vas a llegar a la cima solo alcanzarás al olvido que te conduce al punto de partida.

Hay a quien le cambia la vida una enfermedad. Hay quien tiene una revelación y alcanza la salvación salvando gatitos, o luchando contra el plástico en el atlántico sur. Hay quien hace de su vida un infierno y la vende a cambio de heroína, hay quien hace de la vida de los demás un infierno, como los inconfesables gerentes descritos ahí arriba, con alcohol y otras drogas. Pero también hay quien se deprime y se quita de enmedio cuando ve que su utilidad se acerca a su fin (ver tasas de suicidios en mayores de 65 años aquí www.eutanasia.ws/hemeroteca/t192.pdf). No me veo entregando la cuchara voluntariamente, ni con capacidad de cambiar el mundo a mi alrededor en una cruzada contra las consecuencias de las actividades de una sociedad corrupta, hedonista y hueca.

Estoy cansado, eso es todo.

Miro hacia atrás y cambiaría muchas cosas. Al final, lo único que podemos hacer es dejar por escrito esta experiencia. Así cuando Sísifo vuelva a encarar la ladera, tendrá un punto de referencia, dejará la puta piedra a un lado y se dedicará a pensar como devolverle a los dioses el favor de haber hecho de su existencia un infierno.

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