Me ha gustado el editorial en su conjunto. Aún así, me quedo con el tono general de resquemor que proyecta, la forma en que fustiga a todo el grupo reaccionario político, empresarial y mediático por no ser capaz de gobernar con todas las ventajas con las que cuenta, y cómo retrata la merma generalizada de las clases más pobres, siempre mayormente votantes de sus enemigos.