Hoy día, sin los interesados que aprovecharon la tragedia para sus intereses, el trabajo continúa. Por ejemplo, el de la Unidad Militar de Emergencias (UME), esa que tanto criticaron desde la derecha en su día, cuyos profesionales siguen luchando a destajo por sus ciudadanos. Porque cuando los interesados se van lo que siempre queda son los servicios públicos de todos. Los que se pagan con los impuestos.