El feminismo no era gratis
El día que Carmen de Burgos hizo la maleta en Almería, dejó a su marido y se fue a Madrid a buscarse la vida como periodista renunció al respeto de buena parte de sus vecinos. Cuando Beatriz Gimeno de Flaquer, católica, apostólica y romana como era, criticó públicamente los matrimonios burgueses y de conveniencia y a las mujeres que se dejaban convertir en floreros aceptó dejar de ser invitada a m