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El plan de los mileis

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Comenta @Feindesland, en un reciente artículo del otro sub, que los ultraderechistas de toda la vida “creen en un Estado fuerte al que defender, y que imponga mano dura a los enemigos del Destino en lo Universal”. Se extraña de que los partidos de ultraderecha abominen ahora del estado, una de las principales herramientas que usaron los antepasados ideológicos para imponer sus objetivos universales. El autor y los foristas ofrecen explicaciones reales, pero a mi parecer coyunturales sobre este relato anarquista de la ultraderecha. Porque es un relato. Nadie va renunciar al estado, pero nos interesa saber sobre el relato.

Lo que pienso que ocurre es que la derecha es incapaz de enfrentar el libre mercado; ante sus consecuencias, protesta y apunta a entelequias, pero no puede dejar de alimentar sus causas, porque la libertad del capital es algo intrínseco a sus valores. Los capitalistas deben tener libertad para ubicar empresas donde más les interese, y demandar a la gente que más les convenga para que trabajen en ellas. El capitalismo necesita un constante intercambio de materiales, conocimientos, fuerza de trabajo y libertad para extraer todo eso de cualquier lugar. Los flujos migratorios son imparables en un sistema tan productivo.

Por otra parte la propia construcción de las repúblicas liberales hace imposible crear un régimen totalitario desde el que homogeneizar a la sociedad. La fuerza de trabajo atraída por la demanda de los capitalistas tiene libertad para expresar su cultura, y todos tenemos libertad para transformar la de cada uno. Si vas a prohibir el aborto, las relaciones interraciales o interétnicas, buena parte de tu electorado se va a poner en tu contra. No hay forma de que en un estado liberal la gente de derechas cumpla con los ideales de la gente de derechas. Así que en nombre de la libertad la derecha perdió sus objetivos universales.

Nuestros ultraderechistas buscan ahora alcanzar esos objetivos mediante el anarquismo. La razón de la ultraderecha es el colectivo tribal, lo importante es la autonomía del grupo, que es el que ha de preservar el “blut und boden”. Entonces, piensan que una buena manera de armonizar la libertad del capital preservando su propio orden social es destruir el estado liberal para todo el mundo, mientras cada uno elige formar parte de una comunidad “fuerte y solidaria” afín a su ideología. Así algunos acabaríamos en una comunidad de trekkies y ellos en las que cultivan cosas sobre la “sangre, el terruño, el mesías, etc”.

En la mentira feliz que nos cuentan, se trata de que surja una galaxia de comunidades libres dentro de lo que quede de la nación, estas comunidades prosperarían bajo el libre mercado y quedarían libres del influjo del resto de sectas, y de la secta que eventualmente se apropiaba del estado. Los más avispados no ignoran que eso en la realidad consistiría en una guerra total de carácter feudal, pero también piensan que pueden ganarla de apoquito, no persuadiendo a las masas desde la razón o la demagogia como en las repúblicas, sino imponiéndose desde el peso de la demografía y la violencia.

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