El problema de la representación (I): Origen de los sistemas representativos
Tomar decisiones es complicado. Hay que evaluar un montón de variables, sopesarlas, ver todas las posibles repercusiones y, habitualmente, solo nos queda elegir entre la opción menos mala. Si a esto añadimos tener que tomar las decisiones en grupo la cosa se complica, porque las opiniones empiezan a distanciarse y la opción más razonable para una persona no siempre coincide con la más razonable para otra. Cuando hay que decidir a dónde ir con los amigos, o qué hacer en la Comunidad de vecinos lo que se suele hacer es reunirse y hacer lo que quiera la mayoría. ¿Pero qué hacemos cuando las…