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El problema de la representación (IV y último): ¿Cuál es la mejor solución?

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En artículos anteriores expliqué como surgen de forma natural los sistemas de representación
www.mediatize.info/story/problema-representacion-i-origen-sistemas-rep
cuáles son, en mi opinión, los grandes defectos del sistema mayoritario
www.mediatize.info/story/problema-representacion-ii-defectos-sistema-m
y el origen y problemas del sistema proporcional
www.mediatize.info/story/problema-representacion-iii-origen-problemas-

Pero si todos los sistemas de elección de diputados son malos ¿qué hacemos? ¿Cuál es la mejor opción?

Para empezar, en mi opinión, para que la ciudadanía ostente realmente el poder debe tener siempre un recurso para cambiar el sistema de forma directa y sin intermediarios. Esto permite que, en caso de que la representación no funcione, la ciudadanía pueda corregir ese error de forma directa.
¿Cómo hacerlo? Pues el sistema Suizo me parece el más inteligente. Hay dos opciones:
1. La ciudadanía puede revertir una decisión tomada por los representantes, recogiendo una serie de firmas para convocar un referéndum.
2. La ciudadanía puede igualmente presentar propuestas legislativas, recogiendo una serie de firmas para convocar un referéndum.
Esto permite que, el funcionamiento ordinario del sistema sea mediante la representación política. Sin intervención directa de la ciudadanía. Esta vía es la habitual, y la deseable. Pero cuando esto no sea así, la ciudadanía (una ciudadanía activa, viva y con conciencia democrática) puede tomar la iniciativa en cualquier momento.

Con este sistema, en realidad da igual el sistema de representación o representativo que se elija. Si no hacen representan la voluntad de los representados, sus acciones serán corregidas. Esto además relajaría mucho la necesidad de polarización de los partidos. En culquier caso, un buen sistema de elección sería el sistema mixto alemán, pero pretender conseguir un cambio así en España (sin que, además, los partidos lo manipulen de alguna manera que les de más poder aunque el que tienen hoy en día) es bastante improbable.

Yo me declaro posibilista. Es decir: yo defiendo pelear por las modificaciones que está en nuestra mano conseguir, sin perseguir utopías que acaban tornándose en quimeras. Por eso creo que, en España, en 2020, lo que habría que hacer es pelear por conseguir pequeñas victorias que nos acerquen a ese sistema que permita la participación directa. Por ejemplo, podemos demandar cambios como estos:
•  Conseguir una independencia real del poder judicial. Con un presupuesto propio que les permita ser independientes del poder ejecutivo (gobierno), y en el que los jueces que conformen su órgano máximo de organización no sea elegido por los políticos.
• Tenemos que librarnos de una esquizofrenia que nos lleva a odiar a los partidos y a la vez a ponerlos como intermediarios permanentes. Incluso el sistema mayoritario que se basa en la representación de un territorio gira en torno a partidos estatales. Aunque hay fórmulas tanto en sistema mayoritario como personal para trabajar sin partidos, básicamente no funcionan. Para ello propongo dos medidas:
o  Eliminar la financiación estatal de los partidos y potenciar la participación ciudadana, por ejemplo desgravando las cuotas de afiliación a los partidos. De esa forma serían la ciudadanía la que financiara a los partidos y los partidos dependerían de ellos, no del Estado.
o Hacer que los representantes provinciales sean realmente representantes provinciales, y no una mascarada como pasa actualmente. Para ello se puede reclamar incluir las primarias provinciales dentro del proceso de elecciones generales (unas primarias de verdad y legisladas, no las pantomimas que hacen ahora mismo los partidos, si es que las hacen). Los candidatos serían elegidos por la militancia (ya potenciada por el punto anterior), no por los cabezas estatales dlel partido, y con esto se conseguiría una cercanía real entre los diputados y sus circunscripciones. Incluso podría plantearse la revocación de mandato, por parte de los militantes, que permitiría sustituir a un diputado electo por el siguiente de la lista electoral o por un tercero. Una forma de presionar para conseguir esto sería votar a partidos locales, no nacionales. Eso está en la mano de los votantes.

Estos cambios no requieren un cambio de la constitución y por lo tanto pueden ser aprobados con una mayoría simple en el Congreso de los Diputados, y sin grandes revoluciones. Simplemente habría que presionar a los partidos (cosa, por cierto, que no hemos hecho los votantes en ningún momento de este periodo político). Y en mi opinión para conseguir que se produzcan estos cambios, lo que hace falta es que muchos votantes nos pongamos de acuerdo en uno solo de estos cambios y realicemos acciones contundentes y visibles para reclamar ese cambio, desde fuera del sistema.

Nada más. Espero que os haya gustado la serie. Sería maravilloso que haya aportado algo y que haya hecho pensar a alguien, pero con que no os haya aburrido, me conformo ;) .

Un saludo y hasta otra

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