Videntes, estafadores, 200 pistas y ni rastro de Paco Molina
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«Canija me estoy quedando sin batería y se me va a morir en breve. Cuando lo cargue hablamos». Ese whatsapp es el último rastro que se tiene de Paco Molina, un adolescente de 16 años al que se tragó la tierra en Córdoba hace cinco. Eran las 0.12 horas del 3 de julio y su teléfono lo situaba en el parque de los Patos, en el centro de la ciudad. Es el último posicionamiento de su móvil; a continuación se apagó y nunca más ha vuelto a estar operativo.