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TODAS son unas PUTAS, y tu madre, también

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Bajando al arrabal, y a riesgo de provocar una borrasca de caspa carpetovetónica en las mentes de algunEs, voy a realizar un ejercicio de análisis en un asunto que es, cuando menos, espinoso. ¿Cuándo nos hemos convertido en una banda de pacatos y santurrones con la piel ultrafina?

Renton, eminente yonki y filósofo de todo por la vena, dijo en Trainspotting que en 1000 años no habría ni hombres, ni mujeres, solo gilipollas. El mesianismo de los SJW se basa en la falta de cintura intelectual para deshacerse de los mantras y prejuicios. Eso lleva al justiciero vengador, ya sea desde la comodidad de su sofá, o desde el pancarteo subvencionado por algún ministerio de tartitas y abracitos, a seguir su vocación rayando en el fundamentalismo. Siempre hay una causa donde hay una parte "débil", y otra que "oprime", y estos justicieros acaban no solo pasandose de frenada (demonizando a cualquiera que ose contradecirles en su infinita virtud), sino que convierten cualquier discusión en una exibición sucesión de gritos, postureo, indignación, y sobre todo, intolerancia a todo lo que no sigan los dogmas que cimentan sus prejuicios bienpensantes.

Sobre la paradoja de Popper, podríamos hablar un rato: hay que ser intolerante con los intolerantes, decía. El rigor y la virtud de los píos y santos sólo ha conseguido derramar sangre en nombre de la justicia (ya sea divina, o humana) a lo largo de los siglos. Y es que la ofensa y el pecado está en los ojos del que lo ve. ¿Y qué se consiguió? Pues callar a los disidentes, a los que discrepan, a los que no aceptan mantras de segunda mano. Y la verdad única, ya sea en nombre de dios o del estado, se erige sobre las fosas comunes rellenas de disidentes.

Se hace callar a quien estorba, se hace callar a quien perturba la paz de los mojigatos, se hace callar al que no está alineado con la verdad oficial, se hace callar al que no hace lo que los ortodoxos bienpensantes dicen, pero ¡ay! no empieces a mirar lo que ellos hacen.

La libertad de expresión es algo cojonudo, Voltaire ya dijo que "no tengo que estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo". Esto, que parece tremendamente categórico fue matizado por Rousseau con ejercicios de "NOSLOMISMO si te censuro yo a ti".

Rousseau, para ser uno de los padres del liberalismo, juguetea y acepta censurar las opiniones disidentes, basandose en el consenso moral - y no olvidemos que la moralidad varía con el tiempo y las costumbres. Total, que a Rousseau tampoco le temblaba el pulso si había que mandar al cadalso a los disidentes porque esto era lo que convenía a la voluntad general, a pesar de lo inviolable e inalienable de los derechos individuales del hombre. Tampoco le libró del exilio para esquivar la guillotina. Mecachis.

Ah, la libertad individual y el contrato social. Qué terrible contradicción.

¿Hemos de aceptar que el contrato social esté escrutado por catecúmenos aficionados y pacatos con aspiración de ser meapilas, por gente que se la coge con papel de fumar, y solo se la sacude una vez al mear? Mi posición en esto está clara: estoy con Voltaire.

Por tanto, aunque no tenga que estar de acuerdo con Toni Leblanc encarnando a Mauricio Torrente, cuando sentencia que todas son unas putas, y tu madre también, defenderé su derecho a decirlo. A veces, las verdades escuecen, y la ofensa, está ahí para quien quiera recogerla: dice más del que ofende que del objetivo.

Sinceramente, tras años diciendo lo que me apetece, cuando me apetece, y como me apetece, voy a coger palomitas. Estoy seguro que me llamarán fascista, incel, machista, retrógrado, neardenthal, y que lo que digo es apología de la violencia de género. Hace no demasiado, la canción "corazón de tiza" de radio futura, sonaba en los 40 principales. Hoy, nuestros amados líderes, la censurarían por amenazas contra la mujer y mandarían a Santiago Auserón a la cárcel.

Estos son los mismos que obligan a las mujeres a llevar velo o un Burqa, los mismos que llaman a la guerra santa, los que promueven la expansión sionista, los que exigen observar los ritos, y arrodillarse ante el poder establecido. Mismos perros con distintos collares.

Son otros tiempos, sí, donde todo lo que no gusta a los ofendiditos es fascista, pero no es fascista el recorte de derechos individuales para implementar el pensamiento único. Ánimo, el gran hermano os vigila, O'Brien es vuestro vecino.

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