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Stalin, la Unión Soviética, y el Pacto Germano-Soviético de 1939 (I)

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Este artículo no quiere presentar a Iósif Stalin1 ni la política de la Unión Soviética anterior a la II Guerra Mundial como benéficos o pacifistas. Sólo deseo que los lectores sepan que existen otros puntos de vista sobre los motivos que llevaron a Stalin a firmar un pacto con Alemania; además, claro, del argumento más usado en Occidente: la perversidad del dictador soviético.

En general los dirigentes de los países no actúan por simple maldad e iniquidad -como pretende la propaganda enemiga-2 sino en su propio beneficio o el de su país.

Stalin era cruel y astuto; pero la política y la guerra en Europa Oriental eran más sanguinarias que en la Occidental, y sólo llegaba a mandar gente como él; dirigentes liberales -como Lvov- eran pronto apartados, si no asesinados. Sus compañeros de Revolución, como Trotsky, Kamenev, Zinoviev, etc –mucho más cultos- le despreciaban y le consideraban un bruto; cometieron el error de subestimarle, y Stalin fue forjando alianzas con unos contra otros, hasta acabar siendo el amo.

Junto a su crueldad, más o menos necesaria para mantenerse en el poder de un país como la URSS, Stalin añadía un nivel de suspicacia –casi paranoia- altísimo; ante conspiradores reales o sospechados, castigaba a todo su núcleo social y, muchas veces, familiar.

Como todos los dictadores, enfocaba la Política Interior a mantenerse en el poder, mediante una combinación de terror frente a la posible oposición... y también gracias a un paternalismo que hacía que la mayoría de ciudadanos, o al menos los más influyentes, vieran su gobierno como beneficioso3. El apoyo recibido por el pueblo ruso no se limitó a la “Gran Guerra Patria” a partir de 1941 ni fue causado sólo por el Terror. Sin una gran parte de la gente que creyese sinceramente en el socialismo hubiera sido imposible que, entre 1929 y 1941, la URSS superase sus heridas de guerra, el bloqueo económico, la Gran Depresión, y se industrializase lo suficiente como para derrotar al coloso alemán.

Su Política Exterior también respondió a su carácter suspicaz y su obsesión por la Seguridad. Stalin impuso su visión de consolidar la Revolución en la URSS en lugar de exportarla al resto del mundo, como pedía Trotsky.4 Y, más adelante, intentó recuperar los territorios perdidos en el Tratado de Brest-Litovsk (que los Aliados se negaron a devolverles por el principio de la “autodeterminación de los pueblos”) y el Tratado de Riga (1921).

Recuperar los territorios que se pierden en una guerra (en este caso Finlandia, Polonia, Estados Bálticos, etc), sin entrar en la justicia o no de la reivindicación, es una constante en todos los gobiernos del mundo, si su país tiene fuerza militar o alianzas para ello.5 Pero, además, el régimen soviético buscaba con ello recuperar una profundidad estratégica que habían perdido6 en 1917-25, y aumentar su seguridad en caso de guerra.

Porque en la década de los 20 los soviéticos vivieron constantemente con el peligro de agresiones militares y económicas de los países capitalistas. Hasta 1933-34, coincidiendo con la subida de Hitler al poder, no se dan cuenta las potencias occidentales de que la URSS no va a colapsar, y se conciertan relaciones diplomáticas y su admisión en la SdN.

La URSS, con su Comisario (Ministro) de Asuntos Exteriores, Litvinov, se convierte en firme defensora de la “Politica de Seguridad Colectiva”: consiste en la búsqueda de la Paz mediante la firma de alianzas entre países, en lugar de que cada nación busque un predominio basado en la Carrera de Armamentos.

Litvinov firmó varios tratados con varios países, pero los dos que más interesan aquí es el “Tratado de alianza francosoviética” (1935) y “Tratado de asistencia ruso-checoslovaco” (1935). En este último se incluyó una cláusula que estipulaba que sólo entraría en vigor si Francia (ligada a Checoslovaquia por un Tratado de Alianza anterior) intervenía.7

Podemos decir que el camino que llevó a la firma del Pacto germanorruso de 1939 parte de la crisis checoslovaca de 1938.

Los tratados que dieron fin a la I Guerra Mundial quisieron reducir a los países agresores a una situación de debilidad militar, y dar independencia a países (a veces de nueva creación) como Polonia, Finlandia, Sud-Eslavia, etc, con tamaño y población suficientes para ser viables. Se intentó evitar el sufrimiento de emigraciones masivas, lo que provocó la presencia de importantes minorías en los nuevos países.

Pero el mayor error fue Checoslovaquia. Un país de 140000 km 2, trece millones de habitantes (65% checos y eslovacos), rico, democrático, poderoso militarmente, y unido por alianzas militares con Francia y las vecinas Rumanía y Yugoslavia.8

Y un 20 % de alemanes (un 30 % en los Sudetes, la zona militarmente más capaz contra una invasión alemana)

¿Qué podía fallar?

comentarios (1)
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Rob_Ben_Gebler
NOTAS

1.- Usaremos el sobrenombre “Stalin” (“de acero”) en lugar del nombre real, Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, como también citaremos a los personajes históricos por el apelativo por el que los hemos conocido siempre.

2.- Muchos de los “tiranos” nos han llegado con esa fama debido al desprestigio que sembraron sus enemigos: Nerón, Calígula, Cómodo. Heliogábalo, Ivan “el Terrible”, Robespierre, etc, no fueron gobernantes benéficos, ni tal vez justos,…
3    k 79
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