Sospechosos Habituales (1995)
Sospechosos Habituales cumple lo que promete en su trepidante inicio (y no suele suceder): un ritmo trepidante, intriga, diálogos a lo cine negro, buenas interpretaciones (alguna muy buena) y, sobre todo un guion tirando a fantástico que, mira por dónde, se llevó el Oscar a Mejor Guion Original aquel año. Ganó otro, adivinen quién: Kevin Spacey lo tiene en su casa (o eso creemos).