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Parecidos Razonables: Juana de Arco y Greta Thunberg (I)

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Este post está inspirado en un comentario de un usuario de Menéame que, cuando alguien dijo que mal debían ir los calentólogos si tenían que recurrir a los argumentos de una cría de 16 años, citó (como antecedente de Greta Thunberg en una misión providencial) a Juana de Arco.

Y, en realidad, tienen más parecido de lo que creen…

Juana de Arco nació hacia 1412, en una pedanía de Domrémy, en la actual Lorena.

Por entonces, la Guerra de los Cien Años duraba ya unos 75 años. No se trataba de una guerra entre naciones (Francia e Inglaterra) sino una guerra feudal, entre la Casa de Plantagenet y la de Valois, por asegurarse los territorios que los reyes ingleses habían acumulado desde la conquista normanda de Inglaterra, y en última instancia por la corona de Francia.1

Tampoco fue una guerra continuada, sino una sucesión de campañas, casi siempre en suelo francés, con alternativas favorables para unos u otros.

En 1420, pareció llegarse a un acuerdo que ponía fin a la guerra en Troyes.2 Como los partidarios del futuro Carlos VII no lo aceptaron, se reanudó el conflicto, y Enrique V de Inglaterra invadió Francia, para morir de disentería en 1422. Pero la guerra dinástica continuó.

Siguieron unos años de triunfos de los ejércitos expedicionarios ingleses que, con sus aliados borgoñones (ver imagen) ocupaban el tercio superior de la actual Francia. Sin embargo, obviamente, cuanto más avanzaban hacia el Centro y Sur de Francia, más se alejaban de sus fuentes de aprovisionamiento y de refuerzos, y más debían basarse en las reclutas forzosas de la población local y del pillaje a campesinos que, por supuesto, cada vez les eran más hostiles.

Las victorias inglesas sobre franceses (y sus aliados escoceses) se produjeron muchas veces en una inferioridad numérica 1:2 (Batallas de Verneuil o Crevant) y sin duda se debieron, no sólo a una superioridad técnica o de comandantes (como en Crécy o Agincourt)3, sino también a una moral de derrota de los franco-escoceses, que comenzaban las batallas en posición victoriosa, para darse a la fuga cuando los anglo-borgoñones hacían valer su disciplina y contraatacaban.

En Octubre de 1418 los ingleses se encontraban ante Orleáns. Se decía que esta ciudad era una de las más defendidas de Europa (“más cañones que franceses”) y que su posesión daría a los ingleses el Sur de Francia, y la victoria final en la guerra. El caso es que los ingleses se empeñaron en el asedio. Pero sus fuerzas y artillería eran claramente insuficientes, no sólo para rendir la ciudad, sino incluso para evitar que los defensores recibieran refuerzos y provisiones.

Sin duda fue un error. Haber sorteado la ciudad y seguir adelante hubiera sido mucho más acertado, y quizás hubiera puesto fin a la guerra. De hecho, el Duque de Bedford, uno de los comandantes ingleses, parece querer cargar a otro de los comandantes, Lord Salisbury, con la responsabilidad del error, cosa que le fue fácil porque Salisbury palmó en el asedio.

Mientras tanto, en Lorena, la llamada Juana de Arco había comenzado, a los 13 años, a referir unas alucinaciones (sobre todo auditivas; o sea, “Voces”) que primero dijo de origen divino y, posteriormente, identificó como de San Miguel, Catalina de Alejandría y Margarita de Antioquía.4

El caso es que Juana comenzó, desde muy joven, a contar en el pueblo y alrededores que “Dios” le ordenaba expulsar a los ingleses y coronar al Delfín en Reims (lugar histórico de coronación de los reyes franceses). Pronto se reunieron tras ella una enorme cantidad de seguidores.5 En 1428 es enviada por el Comandante de la guarnición regional (Robert de Baudricourt) hacia Chinon, donde se encontraba el futuro Carlos VII.

El Delfín pidió un examen de las autoridades religiosas, para asegurarse de que detrás de Juana estaba Dios, y no el Diablo. Cuando se convenció, ofreció poner a disposición de Juana (según declararía ella en el proceso de Rouen) diez a doce mil hombres.6 Algunos centenares entraron con Juana de Arco en la ciudad sitiada, mientras el resto ocupaba puntos estratégicos alrededor de las posiciones inglesas.

O sea, que al final el ejército francés en Orléans era numéricamente muy superior al inglés, contaba con comandantes tan competentes como sus enemigos,7 se encontraban en posición estratégicamente muy superior, y su moral de combate había aumentado estratosféricamente por la creencia mística en una guía divina, mientras que la de los ingleses estaba bastante baja, tras meses de un asedio infructuoso, unas líneas de comunicación excesivamente dilatadas, y una resistencia de la población en aumento.8 En realidad, la victoria final francesa era cualquier cosa menos ilógica.9

Continuaremos.

comentarios (1)
  1. Rob_Ben_Gebler
    1.- Y esto es importante porque, si ya resulta difícil comprender cómo los poderes del cielo iban a tomar partido por franceses o ingleses, ya me dirán qué pito tocaban Dios, la Virgen, o los “Santos” que Juana de Arco dijo haber escuchado, en la querella entre dos poderosísimas (y poco piadosas, al menos por su ferocidad) familias feudales.

    2.- El rey inglés (Enrique V) se casaría con Catalina Valois (hija del rey francés Carlos VI) y heredaría la corona a la muerte de éste. Esto desheredaba al Delfín, futuro Carlos VII. Los contrarios a este tratado adujeron que la princesa Catalina, pese a ser mayor que su hermano Carlos, no podía ser la heredera según la Ley Sálica (que impedía que las mujeres reinasen en Francia). Así que, si admitimos que los Poderes Celestiales impulsaban a Juana de Arco, Dios está de acuerdo con que las mujeres no podían heredar la Corona de Francia.

    3.- En Crécy (1346) los longbows (arcos largos) ingleses aniquilaron a la caballería pesada francesa antes siquiera de que se enteraran de qué había pasado. En Agincourt (1415) un ejército inglés tres o cuatro veces inferior al francés, lo aplastó debido a la absoluta falta de coherencia del mando francés.

    4.- Resulta muy significativo que las tres figuras eran, precisamente, las que mayor devoción concitaban en su región de origen. Por lo tanto, no es nada raro que creyera que las “Voces” eran suyas. Y, más importante aún, existen muchas dudas sobre la existencia real de Catalina y Margarita… y, por supuesto, ninguna sobre la no-existencia de San Miguel.

    5.- Cosa que no suele contarse: Juana de Arco no fue ante el comandante de la guarnición cercana sola ni era desconocida; ya era un verdadero fenómeno a nivel regional. En general, tras la canonización popular de muchos de estos episodios, se ha tratado de secularizar los episodios añadiendo supuestos escépticos (como en Lourdes o Fátima, donde se presentan como científicos escépticos personas que participaron en el engaño) o suprimiendo hechos relevantes, como la efervescencia mística de toda Lorena con la aparición de una niña que recibía mensajes divinos.

    6.- La cifra es sorprendente, teniendo en cuenta que las cifras de los sitiadores, durante todo el asedio, no pasaron de unos ocho mil hombres; pero es verosímil, puesto que para entonces una multitud de personas seguía a Juana, y miles de voluntarios se habían presentado para servir a sus órdenes.…
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