1.- Y esto es importante porque, si ya resulta difícil comprender cómo los poderes del cielo iban a tomar partido por franceses o ingleses, ya me dirán qué pito tocaban Dios, la Virgen, o los “Santos” que Juana de Arco dijo haber escuchado, en la querella entre dos poderosísimas (y poco piadosas, al menos por su ferocidad) familias feudales.
2.- El rey inglés (Enrique V) se casaría con Catalina Valois (hija del rey francés Carlos VI) y heredaría la corona a la muerte de éste. Esto desheredaba al Delfín, futuro Carlos VII. Los contrarios a este tratado adujeron que la princesa Catalina, pese a ser mayor que su hermano Carlos, no podía ser la heredera según la Ley Sálica (que impedía que las mujeres reinasen en Francia). Así que, si admitimos que los Poderes Celestiales impulsaban a Juana de Arco, Dios está de acuerdo con que las mujeres no podían heredar la Corona de Francia.
3.- En Crécy (1346) los longbows (arcos largos) ingleses aniquilaron a la caballería pesada francesa antes siquiera de que se enteraran de qué había pasado. En Agincourt (1415) un ejército inglés tres o cuatro veces inferior al francés, lo aplastó debido a la absoluta falta de coherencia del mando francés.
4.- Resulta muy significativo que las tres figuras eran, precisamente, las que mayor devoción concitaban en su región de origen. Por lo tanto, no es nada raro que creyera que las “Voces” eran suyas. Y, más importante aún, existen muchas dudas sobre la existencia real de Catalina y Margarita… y, por supuesto, ninguna sobre la no-existencia de San Miguel.
5.- Cosa que no suele contarse: Juana de Arco no fue ante el comandante de la guarnición cercana sola ni era desconocida; ya era un verdadero fenómeno a nivel regional. En general, tras la canonización popular de muchos de estos episodios, se ha tratado de secularizar los episodios añadiendo supuestos escépticos (como en Lourdes o Fátima, donde se presentan como científicos escépticos personas que participaron en el engaño) o suprimiendo hechos relevantes, como la efervescencia mística de toda Lorena con la aparición de una niña que recibía mensajes divinos.
6.- La cifra es sorprendente, teniendo en cuenta que las cifras de los sitiadores, durante todo el asedio, no pasaron de unos ocho mil hombres; pero es verosímil, puesto que para entonces una multitud de personas seguía a Juana, y miles de voluntarios se habían presentado para servir a sus órdenes. Seguramente fue por entonces que los consejeros y generales del Delfín decidieron montar una inmensa operación de propaganda, a la que los sacerdotes añadieron algunos “prodigios”. Es muy posible que algunos o muchos de ellos (como Gilles de Rais, un desequilibrado que luego resultó ser un asesino en serie) creyesen de verdad en la Misión Divina de Juana. Un detalle resulta esclarecedor para comprender la calidad de los “milagros” atribuidos a Juana de Arco. Se dice que el hecho que definitivamente convenció al Delfín fue que Juana de Arco profetizó una victoria en Rouvray, días antes de que llegasen las noticias de ese triunfo. En realidad, aunque la Corte fue informada de esa victoria, la noticia era errónea: la Batalla de Rouvray, o “de los arenques” fue un rotundo fracaso para los franceses.
7.- Por ejemplo, el Duque D’Alençon, Jean de Dunois (el “Bastardo de Orleáns”) o Gilles de Rais (posteriormente condenado por cientos de asesinatos de niños, e inspirador, según dicen, de “Barba Azul”)
8.- A esas alturas la ciudad, con sus defensas amuralladas y su poderosa artillería, era ya virtualmente invulnerable y, además de los miles de defensores -entre ellos algunos centenares que habían entrado en la ciudad con Juana de Arco- miles de franceses del ejército que había puesto Carlos VII a disposición de La Doncella tomaban posiciones en los alrededores de la ciudad, como se ha dicho.
9.- De alguna manera, esta batalla recuerda a Stalingrado: el ejército alemán, tras unas campañas casi uniformemente victoriosas, llega al límite máximo de su expansión. La ciudad está a punto de caer, entre otras cosas por la inercia de derrota en el bando soviético. Sin embargo, al lograr resistir, Stalingrado se convierte en una trampa para los invasores. Los alemanes, empeñados en tomar la ciudad, pagan la factura de la extensión de sus líneas de aprovisionamiento, el desgaste físico y moral, la falta de preparación para campañas largas, y es atacado y rodeado por un ejército superior. Una vez derrotado, el ejército que parecía invencible se viene abajo y pierde sus conquistas anteriores y la guerra.
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2.- El rey inglés (Enrique V) se casaría con Catalina Valois (hija del rey francés Carlos VI) y heredaría la corona a la muerte de éste. Esto desheredaba al Delfín, futuro Carlos VII. Los contrarios a este tratado adujeron que la princesa Catalina, pese a ser mayor que su hermano Carlos, no podía ser la heredera según la Ley Sálica (que impedía que las mujeres reinasen en Francia). Así que, si admitimos que los Poderes Celestiales impulsaban a Juana de Arco, Dios está de acuerdo con que las mujeres no podían heredar la Corona de Francia.
3.- En Crécy (1346) los longbows (arcos largos) ingleses aniquilaron a la caballería pesada francesa antes siquiera de que se enteraran de qué había pasado. En Agincourt (1415) un ejército inglés tres o cuatro veces inferior al francés, lo aplastó debido a la absoluta falta de coherencia del mando francés.
4.- Resulta muy significativo que las tres figuras eran, precisamente, las que mayor devoción concitaban en su región de origen. Por lo tanto, no es nada raro que creyera que las “Voces” eran suyas. Y, más importante aún, existen muchas dudas sobre la existencia real de Catalina y Margarita… y, por supuesto, ninguna sobre la no-existencia de San Miguel.
5.- Cosa que no suele contarse: Juana de Arco no fue ante el comandante de la guarnición cercana sola ni era desconocida; ya era un verdadero fenómeno a nivel regional. En general, tras la canonización popular de muchos de estos episodios, se ha tratado de secularizar los episodios añadiendo supuestos escépticos (como en Lourdes o Fátima, donde se presentan como científicos escépticos personas que participaron en el engaño) o suprimiendo hechos relevantes, como la efervescencia mística de toda Lorena con la aparición de una niña que recibía mensajes divinos.
6.- La cifra es sorprendente, teniendo en cuenta que las cifras de los sitiadores, durante todo el asedio, no pasaron de unos ocho mil hombres; pero es verosímil, puesto que para entonces una multitud de personas seguía a Juana, y miles de voluntarios se habían presentado para servir a sus órdenes. Seguramente fue por entonces que los consejeros y generales del Delfín decidieron montar una inmensa operación de propaganda, a la que los sacerdotes añadieron algunos “prodigios”. Es muy posible que algunos o muchos de ellos (como Gilles de Rais, un desequilibrado que luego resultó ser un asesino en serie) creyesen de verdad en la Misión Divina de Juana. Un detalle resulta esclarecedor para comprender la calidad de los “milagros” atribuidos a Juana de Arco. Se dice que el hecho que definitivamente convenció al Delfín fue que Juana de Arco profetizó una victoria en Rouvray, días antes de que llegasen las noticias de ese triunfo. En realidad, aunque la Corte fue informada de esa victoria, la noticia era errónea: la Batalla de Rouvray, o “de los arenques” fue un rotundo fracaso para los franceses.
7.- Por ejemplo, el Duque D’Alençon, Jean de Dunois (el “Bastardo de Orleáns”) o Gilles de Rais (posteriormente condenado por cientos de asesinatos de niños, e inspirador, según dicen, de “Barba Azul”)
8.- A esas alturas la ciudad, con sus defensas amuralladas y su poderosa artillería, era ya virtualmente invulnerable y, además de los miles de defensores -entre ellos algunos centenares que habían entrado en la ciudad con Juana de Arco- miles de franceses del ejército que había puesto Carlos VII a disposición de La Doncella tomaban posiciones en los alrededores de la ciudad, como se ha dicho.
9.- De alguna manera, esta batalla recuerda a Stalingrado: el ejército alemán, tras unas campañas casi uniformemente victoriosas, llega al límite máximo de su expansión. La ciudad está a punto de caer, entre otras cosas por la inercia de derrota en el bando soviético. Sin embargo, al lograr resistir, Stalingrado se convierte en una trampa para los invasores. Los alemanes, empeñados en tomar la ciudad, pagan la factura de la extensión de sus líneas de aprovisionamiento, el desgaste físico y moral, la falta de preparación para campañas largas, y es atacado y rodeado por un ejército superior. Una vez derrotado, el ejército que parecía invencible se viene abajo y pierde sus conquistas anteriores y la guerra.