El negocio del comercio con falsas ilusiones
Esta mañana me han explicado en profundidad lo que es onlyfans y me he dado cuenta de cómo el negocio del comercio con falsas esperanzas está más vivo que nunca. Ciertamente esta clase de comercio siempre ha movido billones de dólares. Religiones, gurúes que se inventan rollos sobre espíritus y energías...ofrecer caminos y salvaciones basados en camelos inexistentes (previo paso por caja) ha enriquecido y enriquece a muchos, pues bastante gente no se atreve a asumir que somos materia, que muy probablemente nos desvanezcamos en la nada cuando muramos y que, en cualquier caso, el camino a la felicidad no está en cuentos para niños, sino en el autoconocimiento y el fortalecimiento de la personalidad, el carácter y las cualidades de uno mismo.
Pero lo de onlyfans me ha descolocado ¿Pagar por porno con la cantidad de pornografía gratis que hay en internet? ¿Pagar por ver imágenes en una pantalla cantidades que, si las vas sumando, te permitirían tener un encuentro real e infinitamente más satisfactorio con una profesional del sexo (a no ser que pagar por sexo te parezca demasiado triste y sórdido)? ¿Cuál es el secreto? Pues según me han dicho, el secreto está en que quienes pagan sueñan con que la chica titular de la cuenta de onlyfans se fije en ellos gracias a la donación y se anime a conocerles. Increíble pero cierto.
Si algo nos han enseñado los siglos es que el amor y el deseo no pueden comprarse. Ni con dinero, ni con favores. Es algo que o nace espontáneamente, o no existe ni existirá, pues toda la buena voluntad del mundo y todas las riquezas de la tierra no pueden crearlo de la nada. Pocas cosas resultan más siniestras y penosas que aquellos matrimonios de conveniencia entre una pobre chica (la mayoría de las veces obligada) y un anciano que esperaba camelarla con sus millones. Partiendo de estas enseñanzas, resulta increíble que haya gente que se gasta cientos de euros en onlyfans a día de hoy.
Y es que aceptar la verdad es difícil. Aceptar la muerte, la potencial impotencia, el desamor, las toneladas de esfuerzo y sufrimiento que te puede llevar intentar conquistar un sueño sin tener garantía alguna de lograrlo. Pero aceptar la verdad y ser realista es la premisa inexcusable para vivir con una dignidad elemental y tener una oportunidad real de alcanzar la verdadera felicidad. Ningún ángel o espíritu te va a subir a la montaña que deseas alcanzar si rezas mucho o quemas incienso, pero tus piernas pueden permitirte alcanzarla si las ejercitas lo bastante. Ninguna donación o regalo pagafantero te va a regalar el corazón de una modelo (que por otra parte puede ser mortalmente aburrida debido a su posible falta de neuronas, en cuyo caso mal negocio habrías hecho), pero si confías en ti mismo y ejercitas carácter, mente y cualidades puedes resultar verdaderamente atractivo para alguien que sea para ti. Nadie te va a regalar tus derechos como trabajador o como ciudadano por bonitos que sean los discursos políticos, tendrás que ganártelos votando, movilizándote y denunciando.
La realidad es dura, pero puede ser hermosa si te esfuerzas por cambiarla. Ser marioneta de quienes mueven el negocio de las falsas ilusiones es, simplemente, deprimente, destructivo y patético.