“El mal que provocan los niños consentidos en el mundo” ¡El yoísmo! La pandemia del siglo XXI!
Es lamentable comprobar el pésimo trabajo que algunos hemos realizado como padres, criando niños consentidos a los que hemos acostumbrado a creerse merecedores de todo; alentándoles a sentirse superiores a los demás (con nuestro comportamiento como ejemplo), volviéndose engreídos hasta el empalago; creando “unos” terribles manipuladores que no tienen respeto a los “otros”; egoístas y pedantes que no quieren compartir, ni siquiera con quienes les han favorecido…
¡Y así nos vemos rodeados, y para colmo de nuestros males también gobernados, por narcisistas exacerbados que se consideran superiores a sus conciudadanos!
Ahora nos rasgamos las vestiduras viendo el comportamiento infantil de nuestros políticos (ellos son fruto de nuestra crianza), y nos duele comprobar que alientan a las nuevas generaciones a ser como ellos:
—Caprichosos (con sus correspondientes pataletas y berrinches al ver que los otros ya no son sumisos y manejables). Mirando siempre hacia otro lado para no ver ni escuchar a los demás.
— Egoístas y ambiciosos hasta el extremo de tomar decisiones que perjudican a toda la sociedad, para así ocultar sus robos y malversaciones, todo ello sin escrúpulo ninguno.
—Petulantes y mezquinos, que se consideran superiores a quienes no comulgan con ellos.
— Se lo merecen todo porque ellos son los mejores, los que tienen la razón, con una mentalidad victimista adquirida en la infancia que a menudo les lleva al ridículo más espantoso.
—Tergiversan la historia adaptándola a sus intereses y viendo lo visto, difícil solución tiene la situación.
Nos encontramos con jóvenes que se han creído esta doctrina, siendo fieles seguidores de estos infames profetas. Con el tiempo comprenderán que los han utilizado para su bienestar y que les han engañado.
Humildemente me gustaría darles un consejo a nuestras futuras generaciones: leer, documentaros e investigar, para que nadie os pueda manipular.
“El pasado no nos dirá lo que debemos hacer, pero si lo que deberíamos evitar”
“J. Ortega y Gasset”
