John McEnroe: a solas con los demonios de un tenista único
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Pocos deportes hay tan solitarios como el tenis. Por no poder, uno no puede ni hablar con su entrenador. Siempre a solas: tú, la raqueta, la pelota, la red y el rival. En esos momentos de incomunicación y desamparo suele aflorar la voz interior.