Algunos se piensan que viven en la Nueva Orleans de 1800, y que pueden hacer lo que quieran con sus esclavas.
La Audiencia condena también al acusado a indemnizar con 30.000 euros a cada una de las víctimas y a tres años de prisión como autor de un delito contra los trabajadores.
La próxima vez, si quiere follar se irá de putas, que le va a salir más barato. Pero claro, el tío mierda no va a sentir esa sensación de superioridad e impunidad en el prostíbulo.