Fe en la técnica
"Las conversaciones sobre técnica podían absorber del todo a los soldados. Les interesaba la presión de admisión de los motores, la velocidad, el armamento, y estaban atentos con curiosidad a los tipos más nuevos de aviones. No situaban las innovaciones técnicas en un contexto más amplio, sino que solían pensar en ellas, por lo general, solo hasta la aparición del próximo modelo y la siguiente fantasía de batalla aérea. No se planteaban cuestiones como, por ejemplo, por qué Alemania no era capaz de construir motores de avión de la clase de 2.500 CV y superior; o por qué los aliados habían introducido el radar de onda centimétrica antes que los alemanes. Pero tampoco era de esperar que ocurriera así. Si los ingenieros de los motores de automóvil no meditan sobre el cambio climático cuando construyen las piezas de un chasis; ni los técnicos de las centrales eléctricas reflexionan sobre la posición de monopolio del consorcio de la energía, en el que se empleará la parte por ellos desarrollada, tampoco los expertos de la guerra aérea integraban los aparatos técnicos y su manejo virtuoso en los contextos políticos, estratégicos ni, menos aún, morales. A la razón instrumental y la fascinación técnica, tales contextos les resultan del todo indiferentes. De ellas deriva la fe en la técnica y el progreso por sí mismos, la fe todavía no empañada que caracteriza la primera mitad del siglo XX. Las utopías de la factibilidad dominaron hasta tal punto el pensamiento que en ningún momento pareció verosímil que una «superarma», un «arma maravillosa», no bastara para alterar decisivamente el curso de la guerra".
Sönke Neitzelin ja Harald Welzerin, Soldaten, Protokolle vom Kämpfen, Töten und Sterben (2011)