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Casa del patriarcado

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He visto casas de parejas progres que son igual que el piso de atrezo de una franquicia nórdica de muebles, como mucho encuentras algún alegre detalle puesto por la chacha ecuatoriana. A eso lo llaman minimalismo. Si los progres son pobres entonces los ves en hogares deslavazados con aspecto algo kitsch síntoma de un soterrado contencioso por la decoración, cosa que llaman eclecticismo. En ambos casos se advierte la ausencia de un único autor que dote de personalidad, coherencia y armonía a las habitaciones comunes. Aunque eso también conlleva problemas.

Es posible que los lectores más veteranos recuerden a Shelly Tambo "Miss Paso del Noroeste", de Northern Exposure. Shelly es una señora femenina al modo tradicional que llegó a Cicely como mujer florero de Maurice Minnifiel, el adinerado cacique conservador de la localidad, pero que acabó emparejando con Holling Vincoeur un antiguo trampero, con el que regenta un bar en el centro del pueblo. Shelly lleva un negocio, hace cosas en Cicely, pero es una señora conservadora que desea tener una pila de niños y una vida hogareña junto a Holling. En contraposición tenemos a Maggie O'Connell, la aviatriz feminista y femme fatale de la serie, cuyos amantes mueren pronto de formas extraordinarias y cruentas. Mientras Shelly toma hombres con una aparente corta expectativa de vida y se labra un futuro con ellos, a Maggie hombres jóvenes y saludables se le mueren rápidamente y en catastróficas circunstancias. Su relación más duradera con la única pareja que se resiste a morir se crea sobre discusiones filosóficas que acaban en atribulados desencuentros que mantienen la tensión sexual de la serie.

Yo que soy moderno elegiría a Maggie, porque era una aventurera independiente, con sus propias ideas, que volaba y prosperaba por sí misma en un medio extremo, aunque eso significara apechugar con eternos debates sobre roles de género para, al poco, ser aplastado por el depósito de hidrazina de un satélite soviético. Pero "Miss Paso del Noroeste" era tan atractiva o más que la aviadora problemática, y no tenías que comerte el coco discutiendo su situación en el heteropatriarcado o tu condición de tío blanco hetero. Shelly aceptaba los papeles que tenían los hombres y las mujeres en los ochenta, incluso promovía roles aún más antiguos, aunque tuviera cierta actividad pública y no trabajara exclusivamente en la casa de Holling. Uno se sentía tentado de volver a la tranquilidad y la seguridad del antiguo régimen familiar que representaba Shelly. Por lo menos hasta el episodio del baño rosa.

No recuerdo cuál era el episodio, ni sus historias (cada episodio funcionaba por lo menos con dos relatos). El caso es que en un momento dado Holling va a hacer sus necesidades y descubre que el baño se ha vuelto rosa. La cubierta de la tapa del inodoro es de fina piel de liebre cibelina rosa, el portarrollos es rosa, la cesta de la ropa rosa, las cortinas y alfombras del baño son rosas, las paredes están pintadas de rosa. El color rosa lo envuelve todo y oculta los tonos pardos y las rústicas texturas de la madera de secuoya de una casa de trampero de Alaska. Incluso desaparece la zarigüeya disecada que sostenía las toallas reemplazada por un toallero rosa. Y la transformación no solo afectaba al baño. La casa entera estaba siendo shellyzada. Holling es incapaz de evacuar en el baño y se crea un conflicto que no recuerdo cómo se resuelve, pero sin duda de una forma dialogante y civilizada propia de una serie amable de colonos y nativos roussonianos. Pienso que esto acontecería más o menos igual con cualquier otro personaje de la serie o de la vida, pero los guionistas sabían que tenían que utilizar al personaje patriarcal para contar el proceso.

Porque la casa del patriarcado es la casa de la madre. Sin salir de otras tantas miles de series useñas, en cuanto a la personalización del hogar, uno se da cuenta de que la habitación del hijo es la habitación del hijo, la habitación de la hija es la habitación de la hija, la habitación del padre es el garaje, y la casa es de la madre. Con una configuración algo diferente este orden se reproduce en todo el mundo*, pues es inevitable cuando uno de los miembros de la pareja se especializa en cuidar de la casa porque pasa más tiempo que cualquier otro componente de la familia en el ámbito doméstico, como ocurre con las mujeres en el patriarcado. No es un problema evidente para el padre proveedor en ese orden social, porque ese padre piensa que tiene una casa, una mujer, unos hijos, un rebaño de vacas, etc, desde algún Hotel en el que ha ido a parar por viaje de negocios, sin plantearse quién tiene a quién. Pero sí puede ser un problema para un independiente trampero de Alaska.

*En España la habitación del padre de familia patriarcal de clase media es un pequeño estudio donde se almacenan la colección de sellos, los dioramas de la Segunda Guerra Mundial y el aparato eléctrico voluminoso (¿?), mientras la "habitación" del padre patriarcal proletario es el bar.

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