Me da igual lo que diga mientras se mantenga la neutralidad ideológica en los colegios y ese es el verdadero porblema, que gente trastornada y violenta, que tiene que superar sus traumas, entre a dar charlas a un colegio con un perfil psicológico inestable y propenso a la violencia. Lo que tenemos que dejar de hacer es que nuestros hijos sean usados como cobayas ideológicas.