"Un año rodeados de zombis"
Hace algo más de un año que comenzó el mayor genocidio del siglo y un año también desde que la sociedad se partió, definitiva y oficialmente en dos. A un lado quedaron los conservadores. Esos que nos mantenemos firmes en las posturas clásicas que dicen que quitar una vida inocente está feo lo haga quien lo haga. Somos gente previsible. Nos ponen por delante las imágenes de una víctima de los atentados terroristas cometidos por Hamás el 7 de octubre y se nos revuelve el alma. Igual que se nos revolverá, pero multiplicado por cien –simple cuestión numérica–, si nos ponen por delante los cientos de víctimas provocadas cada día por los atentados terroristas de Israel. Al otro están quienes, más atrevidos e innovadores, han decidido que la moral tradicional es un estorbo y que deben ser libres para abrazar la violencia a la carta como forma de nueva miseria moral. Una libertad que te permite llorar lágrimas de cocodrilo en el 30 aniversario de una víctima de ETA mientras justificas las matanzas contra niños cometidas hoy. ¡¡Viva la Libertad, carajo!!
Preguntada Isabel Díaz Ayuso por los más de 40.000 asesinatos de inocentes cometidos por Israel durante el último año en Gaza (+11.000 niños incluidos), la presidenta madrileña tiró del más barato de los cinismos, especialidad de la casa: “No puedes ponerle fin a Hamás con flores”. Una respuesta coherente con quien gestionó las residencias durante aquella pandemia en la que, total, los viejos sin seguro privado se iban a morir igual.