@Roboto7826 @omoloc
1) la industrialización hizo que para trabajar necesitáramos una formación técnica muy costosa que no requieren sociedades preindustriales. Tener hijos ya no genera riqueza a medio plazo, no puedes poner a trabajar a tu hijo de seis años en una mina requiere una formación técnica muy especializada para que sea productivo. Pero los hijos tampoco son una inversión a largo plazo, su formación significa gastos inconmensurables e inacabables. Los hijos empiezan a ser rentables a los treinta o cuarenta años, y lo son para el banco, no para los padres. Entonces los hijos ni ayudan a la economía familiar ni aseguran la vejez de los padres que es para lo que se tienen en las sociedades preindustriales.
2) la industrialización genera una sociedad de consumo donde se diversifican y multiplican los artilugios consumibles y las aficiones "baratas". Se crea una sociedad aristocrática en cuanto a su poder de alcanzar multitud de aficiones (videojuegos, trekking, funkos, cursos de criptomonedas, viajes y "experiencias", ect), pero sin el poder económico de los aristócratas, entonces para consumir hay que recortar gastos por algún sitio sin renunciar a lo que nos hace felices. Así que un perro, por ejemplo, gasta muchisimo menos que un hijo y nos da incluso más cariño. Los hijos entonces se convierten en un lujo, en una afición o un acto de amor desinteresado, para los verdaderos aristócratas, es decir para las clases más altas, pero estas son una minoría.
Se puede contraargumentar que hemos tenido pilas de hijos amontonados en minipisos en sociedades industriales. Pero no plenamente desarrolladas en ese aspecto, por ejemplo la masificación de las urbes en la España de los años sesenta, fue por la llegada de población del campo que venía con el chip preindustrial de tener hijos como conejos porque los hijos en el campo si eran rentables a medio y largo plazo con una baja formación, y también porque se te morían por cualquier cosa.
1) la industrialización hizo que para trabajar necesitáramos una formación técnica muy costosa que no requieren sociedades preindustriales. Tener hijos ya no genera riqueza a medio plazo, no puedes poner a trabajar a tu hijo de seis años en una mina requiere una formación técnica muy especializada para que sea productivo. Pero los hijos tampoco son una inversión a largo plazo, su formación significa gastos inconmensurables e inacabables. Los hijos empiezan a ser rentables a los treinta o cuarenta años, y lo son para el banco, no para los padres. Entonces los hijos ni ayudan a la economía familiar ni aseguran la vejez de los padres que es para lo que se tienen en las sociedades preindustriales.
2) la industrialización genera una sociedad de consumo donde se diversifican y multiplican los artilugios consumibles y las aficiones "baratas". Se crea una sociedad aristocrática en cuanto a su poder de alcanzar multitud de aficiones (videojuegos, trekking, funkos, cursos de criptomonedas, viajes y "experiencias", ect), pero sin el poder económico de los aristócratas, entonces para consumir hay que recortar gastos por algún sitio sin renunciar a lo que nos hace felices. Así que un perro, por ejemplo, gasta muchisimo menos que un hijo y nos da incluso más cariño. Los hijos entonces se convierten en un lujo, en una afición o un acto de amor desinteresado, para los verdaderos aristócratas, es decir para las clases más altas, pero estas son una minoría.
Se puede contraargumentar que hemos tenido pilas de hijos amontonados en minipisos en sociedades industriales. Pero no plenamente desarrolladas en ese aspecto, por ejemplo la masificación de las urbes en la España de los años sesenta, fue por la llegada de población del campo que venía con el chip preindustrial de tener hijos como conejos porque los hijos en el campo si eran rentables a medio y largo plazo con una baja formación, y también porque se te morían por cualquier cosa.
1, capacidad económica.
2 porque tenemos educación y cabeza.*
3 ahora trabaja el padre y la madre, y eso deja menos tiempo para tener u cuidar niños
4. Porque hay un movimiento convenciendo a las mujeres de que no tienen que querer tener hijos y se lo están creyendo
* Dos manos: dos niños. Tener mas niños implica no prestarles la atención que se merecen