El problema no es si matan más o menos, o si agreden más o menos. El problema es que, a partir del numero de asesinatos, se extrae la conclusión de que hay un problema de opresión a la mujer que hay que resolver.
Las medidas de la LIVG y de la perspectiva de género no son medidas contra la violencia, son medidas contra la opresión de la mujer. Y por lo tanto no se pueden hacer leyes igualitarias, porque (según ellos) no hay una opresión al hombre.
En mi opinión, ese reparto de roles implica ventajas y desventajas para los dos géneros. Es un reparto que, originalmente, pretende beneficiar a todos y no ha sido impuesto (en general, aunque en momentos puntuales sí lo haya sido), sino que ha sido negociado y aceptado por las dos partes: las mujeres esperaban de sus parejas hombres que fueran fuertes y capaces para protegerlas a ellas y a los hijos de ambos, y les proporcionaran los recursos necesarios para sobrevivir, y los hombres, esperaban mujeres fértiles que les dieran descendencia y que cuidaran tanto de los hijos como de ellos mismos.
De hecho estoy pensando que todo sería mucho más fácil de entender si la denominación de la Ley Integral Contra la Violencia de Género se ajustara más a lo que realmente es y se llamara Ley Integral Contra la Opresión Sobre la Mujer
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El problema no es si matan más o menos, o si agreden más o menos. El problema es que, a partir del numero de asesinatos, se extrae la conclusión de que hay un problema de opresión a la mujer que hay que resolver.
Las medidas de la LIVG y de la perspectiva de género no son medidas contra la violencia, son medidas contra la opresión de la mujer. Y por lo tanto no se pueden hacer leyes igualitarias, porque (según ellos) no hay una opresión al hombre.
En mi opinión, ese reparto de roles implica ventajas y desventajas para los dos géneros. Es un reparto que, originalmente, pretende beneficiar a todos y no ha sido impuesto (en general, aunque en momentos puntuales sí lo haya sido), sino que ha sido negociado y aceptado por las dos partes: las mujeres esperaban de sus parejas hombres que fueran fuertes y capaces para protegerlas a ellas y a los hijos de ambos, y les proporcionaran los recursos necesarios para sobrevivir, y los hombres, esperaban mujeres fértiles que les dieran descendencia y que cuidaran tanto de los hijos como de ellos mismos.