Buenos días, exiliados fuera de mi jurisdicción como amo y señor.

Ayer nos pasemos de un tiempo incierto por la mañana a una lluvia cierta por la tarde.
La diferencia pluviométrica en cantidad entre el lugar donde se situa la cueva donde vivo con la Consuelo y los churumbeles, y la ciudad, fue notable, vargame la brijen.
Pero a pesar de lo muy escaso de los beneficios en el negocio de reventa de bragas de segunda mano por culpa de la pertinaz lluvia en la urbe, los líos en el mercadillo a cuenta de los churumbeles esquilando a los payos fueron monumentales.

Hala, a pasar el putoviernes, que tengo que sacar a mi Richal del cuartelillo