Al viejo le iban a dar par de medallas al mérito militar tras varias campañas en Africa, pero en un momento dado se picó con un teniente coronel que le exigía ir perfectamente afeitado todos los días (no tenían agua potable) y el viejo le llegó a poner una pistola en la frente. No lo fusilaron porque era el tio con mejor punteria de su compañía. El castigo fué mandarlo colocar par de kilometros de alambrada sin guantes ni uniforme...le sangraron las manos, pero su orgullo quedó intacto.
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