En realidad, importa poco que haya vida en otros lugares. Nos acercamos lenta, pero inexorablemente, hacia la muerte térmica del universo. Y la vida sólo tiene sentido termodinámico, como meros transformadores de energía libre hacia estados de mayor estabilidad. En eso los seres vivos somos muy eficientes, sobre todo las plantas, y de los animales, el ser humano el que más.
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