#1 Sí, sí, pero ponte en su lugar, es mucho más grave. Imagina que vas a Reino Unido y tienes que esperar, en principio, varias horas. Y tú llevas en el remolque 20 palets cargados de patatas fritas...
Y se hace la tarde... Y llega la noche... La COPE no se puede pillar en la radio, por lo que ni siquiera puedes consolarte escuchando cómo le meten caña al Gobierno, el cual, naturalmente, también tiene la culpa de lo que te pasa. Y tú con un gusanillo en el estómago... Y sin saber cuanto más te tocará esperar... Y las patatas fritas ahí detrás... Te pones a pensar...
¿Cuantas bolsas habrá? ¿Mil, quizás? ¿Cinco mil? Y tú que no puedes dormir... No es tu culpa, tu madre lo sabía y siempre te daba un colacao justo antes de ir a dormir, lo que pasa es que no tienes papelito médico que lo acredite... No es justo.
¿Y si...? ¿Y si cojo una bolsa de nada... no se notará, no? Entonces te giras y pasas por el conducto secreto que tienen todos los camiones que une la cabina con la caja de carga y te metes por encima de los palets, sacas una navajita del bolsillo, rajas el plástico protector, coges una bolsa de patatas... Bueno, por si acaso, dos, o mejor cinco bolsas, todo lo que pueda abarcar con los brazos, ¡no haré dos viajes! Un viaje y ya está. Y te las llevas de vuelta a la cabina.
Abres la primera. Huummm, ¡qué ricas! Pero qué pequeña es esta bolsa, ¿no? Voy a abrir otra...
Al final, pasados tres días, tu cabina está hecha una pocilga, tú has engordado 10 kilos, gran parte de la carga "se ha perdido", te va a caer bronca por parte del receptor y otra por parte de tu jefe, hay serias posibilidades de que pierdas el trabajo y además tienes el colesterol por las nubes. También echas de menos a tu mamá.
¿Y tú te vas a comparar con este pobre camionero, en serio?
Y se hace la tarde... Y llega la noche... La COPE no se puede pillar en la radio, por lo que ni siquiera puedes consolarte escuchando cómo le meten caña al Gobierno, el cual, naturalmente, también tiene la culpa de lo que te pasa. Y tú con un gusanillo en el estómago... Y sin saber cuanto más te tocará esperar... Y las patatas fritas ahí detrás... Te pones a pensar...
¿Cuantas bolsas habrá? ¿Mil, quizás? ¿Cinco mil? Y tú que no puedes dormir... No es tu culpa, tu madre lo sabía y siempre te daba un colacao justo antes de ir a dormir, lo que pasa es que no tienes papelito médico que lo acredite... No es justo.
¿Y si...? ¿Y si cojo una bolsa de nada... no se notará, no? Entonces te giras y pasas por el conducto secreto que tienen todos los camiones que une la cabina con la caja de carga y te metes por encima de los palets, sacas una navajita del bolsillo, rajas el plástico protector, coges una bolsa de patatas... Bueno, por si acaso, dos, o mejor cinco bolsas, todo lo que pueda abarcar con los brazos, ¡no haré dos viajes! Un viaje y ya está. Y te las llevas de vuelta a la cabina.
Abres la primera. Huummm, ¡qué ricas! Pero qué pequeña es esta bolsa, ¿no? Voy a abrir otra...
Al final, pasados tres días, tu cabina está hecha una pocilga, tú has engordado 10 kilos, gran parte de la carga "se ha perdido", te va a caer bronca por parte del receptor y otra por parte de tu jefe, hay serias posibilidades de que pierdas el trabajo y además tienes el colesterol por las nubes. También echas de menos a tu mamá.
¿Y tú te vas a comparar con este pobre camionero, en serio?