"Así pues, la ciencia emergente sugiere que la inmunidad natural es tan buena o mejor que la inducida por las vacunas. Por eso es tan frustrante que el gobierno de Biden haya defendido repetidamente que la inmunidad conferida por las vacunas es preferible a la inmunidad causada por la infección natural, como dijo el director de los N. I. H., Francis Collins, al presentador de Fox News, Bret Baier, hace unas semanas. Esa rígida adhesión a una teoría obsoleta se refleja también en el reciente anuncio del presidente Biden de que las grandes empresas deben exigir a sus empleados que se vacunen o se sometan a pruebas periódicas, independientemente de que hayan tenido el virus previamente.

Restar importancia al poder de la inmunidad natural ha tenido consecuencias mortales. En enero, febrero y marzo, desperdiciamos las escasas dosis de vacunas en millones de personas que ya habían tenido el virus. Si hubiéramos pedido a los estadounidenses que ya estaban protegidos por la inmunidad natural que se apartaran en la fila de vacunas, se podrían haber salvado decenas de miles de vidas. Esto no es sólo en retrospectiva es 20/20; muchos de nosotros estábamos discutiendo y escribiendo con vehemencia en ese momento para tal estrategia de racionamiento."