La CEOE peca de mirar solo por el interés cortoplacista y a menudo político de las empresas.

Son un sindicato de empresarios y adolecen de los mismos y peores males, que tienen en la cárcel a su predecesor.

Una empresa quiere mano de obra barata y mercados que compren sus productos, pero la CEOE sigue con mentalidad esclavista, negando que sus 20 millones de empleados son además, sus 20 millones de clientes.