Su único delito fue el de robar, sí, pero el alma a los espectadores del directo que pudieron gozar su divertida acción; sólo pretendía entretenerlos rompiendo la aburrida rutina diaria de una forma sorpresiva y divertida. Que se mostrase fumando un pitillo es otra muestra de su rebeldía cómica. Que por una performance esta persona pueda terminar en la cárcel es algo que nos debería hacer reflexionar, ¿qué clase de Egipto estamos creando?
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