#0#1#2#4 En cierto modo tenéis bastante razón, pero yo no lo veo desde una postura resignada. Creo que la clave está en la ilusión. La ilusión de la gente por vivir mejor, y porque la política vele por sus intereses. Ya sé que suena un poco naif, pero no podemos olvidar que esa es su razón de ser por definición. Y he llegado a esa conclusión en base al ataque coordinado y dirigido a anular esa "sensación humana" por parte del sector mediático, y también de buena parte de la política.
Llegó un momento en que todos asumían que hacía falta un cambio drástico en la forma de gestionar la vida pública, y que se reconocía la importancia y valor histórico del 15-M. Sin embargo, una mayoría parlamentaria ha apostado por la continuidad, o en su defecto, quizás por una suerte de "cambio sensato"... pero, Señores/as, nos la han vuelto a meter doblada.
La idiosincrasia y particularidad de la decadencia de nuesto momento político se define en una economía antieconómica, sin cometido ni parámetros que persigan una finalidad última diferente a los deseos arbitrarios de quienes la controlan; y en una política antisocial, menguante y subordinada a esa misma economía omnipotente y usurpadora de toda soberanía.
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Llegó un momento en que todos asumían que hacía falta un cambio drástico en la forma de gestionar la vida pública, y que se reconocía la importancia y valor histórico del 15-M. Sin embargo, una mayoría parlamentaria ha apostado por la continuidad, o en su defecto, quizás por una suerte de "cambio sensato"... pero, Señores/as, nos la han vuelto a meter doblada.
La idiosincrasia y particularidad de la decadencia de nuesto momento político se define en una economía antieconómica, sin cometido ni parámetros que persigan una finalidad última diferente a los deseos arbitrarios de quienes la controlan; y en una política antisocial, menguante y subordinada a esa misma economía omnipotente y usurpadora de toda soberanía.