2.-
a.- Sociedad Thule: un grupo ocultista y supremacista que pretendía descubrir las raíces de la raza germánica (“Orden Teutónica”) e, inevitablemente, acabaron por concluir la superioridad de los antepasados de los alemanes (la raza aria) sobre las razas inferiores, como judíos, eslavos, etc.
b.- Freikorps: grupos paramilitares, financiados ocultamente por partidos y sociedades cívicas alemanas. Dado que el Ejército alemán que permitía el Tratado de Versalles era ridículamente pequeño (cien mil efectivos) los freikorps sirvieron de complemento para asegurar las fronteras, sobre todo con Polonia, y como fuerzas de choque contra una posible revolución bolchevique.
3.- Albert Krebs, por entonces Gauleiter (Presidente) de Hamburgo; luego expulsado del Partido y opositor a Hitler, escribió posteriormente que Hess había introducido el “fatídico concepto” de la “obediencia debida” en el Partido: “todos los destinatarios de las órdenes deben aceptar implícitamente que esas órdenes fueron debidamente emitidas por personas debidamente facultadas para emitirlas”. Eso sí, también concedía que Hess “fue uno de los poquísimos nacionalsocialistas cercanos a Hitler que nunca soñó con abusar del principio de obediencia debida para promover sus propias ambiciones políticas o para su enriquecimiento personal”.
4.- Hess no se entregó por fidelidad a Hitler (o, al menos, no únicamente por eso) El Tribunal de Munich fue extraordinariamente suave con los golpistas; de no aprovechar su benevolencia, Hess podría ser juzgado en un futuro en el Tribunal de Leigzip, mucho más riguroso.
5.- El estilo de Hitler era tremendamente farragoso. Como prueba, el título original: “Cuatro años y medio (de lucha) contra las mentiras, la estupidez y la cobardía”. Aunque parece que él escribió personalmente - usando una máquina de escribir - varios capítulos, algunos de ellos fueron tomados al dictado por Hess; eso permitía que las ideas de Hitler fluyeran un poco menos pomposas. En cambio, la afirmación de que el chófer de Hitler, Emil Maurice, también escribió al dictado partes de su obra, parece descartada hoy en día.[Imagen: En la Sala Común de la Prisión de Landsberg. De izquierda a derecha: Hitler; Emil Maurice; Hermann Kriebel; Hess, y Friedrich Weber]
6.- La agresividad e inventiva de los nazis se hizo notar cuando Hess, volando en un Messerschmitt B23, con unas svásticas dibujadas y el rótulo del periódico nazi Völkischer Beobachter, se dedicó a hacer vuelos rasantes sobre los mitines electorales de los rivales.
7.- Sin embargo, el decreto señalaba a Hess como Delegado “en los asuntos del Partido”. Es de suponer que, de haber quedado Hitler incapacitado, no hubiese tenido nada fácil imponerse a los otros jerarcas nazis en la dirección del Estado Alemán.
8.- Quizás no sea extraño que los síntomas de Hess (calambres intestinales, dormir a horas inusuales) no sean muy diferentes de los que tenía Hitler, el hombre al que seguía como un Mesías, cuando se encontraba bajo tensión nerviosa. En todo caso, aunque Hitler se puso en manos de médicos con una dudosa cualificación, (como Theodor Morell), nunca se entregó a curanderos (Hitler era muy desconfiado) como Hess e, incluso, en privado ridiculizaba a Hess por su credulidad.
9.- No veamos en ello un diagnóstico de enfermedad mental, sino más bien un diagnóstico de alguien que estaba observando en Hess una progresiva introversión, tendencia a culpabilización obsesiva (se hacía responsable de la masacre de 1934, con la muerte de Röhm y centenares de personas, por no haberla podido evitar), hipocondría, y confianza en creencias extrañas (astrología, curanderos, adivinos, etc)
11.- Esto no era más que un hueso arrojado a su leal compañero de antaño. Se dice que, cuando Göering le dijo que no le parecía bien la idea de que le sucediera “ese idiota”, Hitler le respondió: “Pero... Hermann, cuando tú seas Führer del Reich… ¡pfui! Puedes descartar a Hess y nombrar tu propio sucesor”.
12.- En realidad, muchos de los que rodeaban a Hitler no tenían mayor experiencia militar o diplomática que Hess, empezando por el propio Führer; pero todo lo compensaban con su agresividad y capacidad de intrigar en los pasillos del poder.
13.- A diferencia de Hitler, que nunca creyó en ellos, ni siquiera en su desesperación final; Goebbles, que los utilizaba para su beneficio; o Himmler, que se apoyaba en ellos sin dejar que tomaran por él sus decisiones, Hess parece que creyó firmemente, por lo menos en esta época, que se le había concedido el Mandato del Destino de conseguir la paz con los británicos. Respecto a las medicinas “alternativas”, la lista de medicamentos que llevaba cuando voló a Escocia incluían un elixir de un Lama tibetano (que creía que le iba de maravilla contra los cólicos biliares); tabletas de glucosa y multivitaminas que le había dado el Dr. Theodor Morell (otro charlatán); opioides para el dolor de posibles heridas; calmantes por si tenía migrañas; atropina por si tenía cólicos; anfetaminas para el cansancio; barbitúricos para combatir el insomnio de las anfetaminas... y productos homeopáticos que el laboratorio no pudo concretar, de tan diluidos que estaban.
14.- Hitler no hubiese pensado ni por un momento que Hess pensase volar a la Gran Bretaña pero, conociendo la temeridad como piloto de Hess (había ganado varios premios en concursos de aviación) y temiendo que dimitiese para irse con la Luftwaffe, al comienzo de la guerra le había hecho prometer que no volaría. Hess lo aceptó, pero al parecer dijo: “Por el próximo año”. No sabemos si Hitler lo oyó, pero Hess se consideró desligado de la promesa pasados doce meses del inicio de la contienda, más aún si la consideraba una “Sagrada Misión” para cumplir los deseos del Führer. Por supuesto, la prohibición no llegó a oídos del gran público.
15.- El sueño premonitorio no tuvo nada de tal… Su hijo Albrecht Hofhauser, uno de los agentes de Hess, conocía su plan y se lo contó a su padre. El profesor, considerando una locura el viaje; deseando que Hess le contase su plan (para aconsejarle que no lo hiciera), pero no pudiendo confesar la fuente de la información, recurrió al expediente de contarle a Hess que “había tenido un sueño”… lo que no sirvió más para que Hess creyera aún más en su predestinación.
Los adivinos y echadores de suertes cuyos presagios tomó Hess por ciertos eran tantos, que recientemente se han publicado artículos y libros explicando que fue una astuta estrategia del Servicio Secreto británico para engañar a Hess y provocar su entrega a Gran Bretaña… No puedo decir que sea imposible, pero esto no cuadra con la sorpresa que causó su llegada entre los británicos (veremos que, literalmente, no sabían qué hacer con él) ni se entiende que, si tenían una manera de manejar al nº 3 (teórico) del Reich, no supiesen que era un cero a la izquierda en la dirección de la guerra y que “secuestrarlo” no les serviría de nada… Lo discutiremos en otro capítulo.
#1 Muchos industriales judíos tenían en la revolución rusa su gran miedo y dieron dinero a Hitler.
Los judíos alemanes habían luchado y muerto por Alemania en la 1ªGM y se consideraban más alemanes que la berza. No esperaban que Alemania les traicionara y por ello la mayoría no emigró.
P.D. ¿No había judios en la sociedad Thule? Esta cita une a la sociedad Thule con la idea de que el enemigo es el marxismo:
Sebonttendorf went on to create ‘study society’ branches of the Thule, called the rings of Thule. One of these societies was one to replace Socialism and Bolsheviks. The name of the society was the political worker’s circle, which was the origin of the Nazi Party. www.thegreatcoursesdaily.com/the-role-of-secret-societies-in-the-rise-
#3 Sin duda había judíos en la sociedad Thule; como dices, se consideraban alemanes y bien alemanes.
Durante la primera guerra mundial, se intentó hacer un Judenzählung (Censo judío) que demostraría que la prensa y círculos antisemitas tenían razón en achacar a los judíos la mala marcha de la guerra.
De la Wiki:
"Los resultados del Judenzählung nunca fueron publicados, oficialmente para "no ofender los sentimientos de la población judía" pero las investigaciones realizadas después de la Primera Guerra Mundial, y en los últimos años del siglo XX concluyen que tal omisión se motiva en que los resultados fueron en verdad contrarios a lo esperado por el gobierno alemán. De un total de 550,000 judíos residentes en Alemania en 1914, 100,000 prestaron servicio en el Reichsheer, siendo la décima parte de ellos voluntarios. El 78% de soldados judíos participaron en combate activo y 12,000 soldados judíos murieron en combate. Otros 30,000 recibieron felicitaciones o condecoraciones por valentía en la lucha (incluyendo la Cruz de Hierro), y 19,000 soldados judíos recibieron ascensos. Unos 2,000 judíos ganaron el ascenso a oficiales por méritos de guerra y 1,200 médicos judíos se asimilaron como oficiales médicos."
El impacto sobre los judíos en el frente y sus camaradas no judíos, pero que les apreciaban, fue muy negativo
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a.- Sociedad Thule: un grupo ocultista y supremacista que pretendía descubrir las raíces de la raza germánica (“Orden Teutónica”) e, inevitablemente, acabaron por concluir la superioridad de los antepasados de los alemanes (la raza aria) sobre las razas inferiores, como judíos, eslavos, etc.
b.- Freikorps: grupos paramilitares, financiados ocultamente por partidos y sociedades cívicas alemanas. Dado que el Ejército alemán que permitía el Tratado de Versalles era ridículamente pequeño (cien mil efectivos) los freikorps sirvieron de complemento para asegurar las fronteras, sobre todo con Polonia, y como fuerzas de choque contra una posible revolución bolchevique.
3.- Albert Krebs, por entonces Gauleiter (Presidente) de Hamburgo; luego expulsado del Partido y opositor a Hitler, escribió posteriormente que Hess había introducido el “fatídico concepto” de la “obediencia debida” en el Partido: “todos los destinatarios de las órdenes deben aceptar implícitamente que esas órdenes fueron debidamente emitidas por personas debidamente facultadas para emitirlas”. Eso sí, también concedía que Hess “fue uno de los poquísimos nacionalsocialistas cercanos a Hitler que nunca soñó con abusar del principio de obediencia debida para promover sus propias ambiciones políticas o para su enriquecimiento personal”.
4.- Hess no se entregó por fidelidad a Hitler (o, al menos, no únicamente por eso) El Tribunal de Munich fue extraordinariamente suave con los golpistas; de no aprovechar su benevolencia, Hess podría ser juzgado en un futuro en el Tribunal de Leigzip, mucho más riguroso.
5.- El estilo de Hitler era tremendamente farragoso. Como prueba, el título original: “Cuatro años y medio (de lucha) contra las mentiras, la estupidez y la cobardía”. Aunque parece que él escribió personalmente - usando una máquina de escribir - varios capítulos, algunos de ellos fueron tomados al dictado por Hess; eso permitía que las ideas de Hitler fluyeran un poco menos pomposas. En cambio, la afirmación de que el chófer de Hitler, Emil Maurice, también escribió al dictado partes de su obra, parece descartada hoy en día.[Imagen: En la Sala Común de la Prisión de Landsberg. De izquierda a derecha: Hitler; Emil Maurice; Hermann Kriebel; Hess, y Friedrich Weber]
6.- La agresividad e inventiva de los nazis se hizo notar cuando Hess, volando en un Messerschmitt B23, con unas svásticas dibujadas y el rótulo del periódico nazi Völkischer Beobachter, se dedicó a hacer vuelos rasantes sobre los mitines electorales de los rivales.
7.- Sin embargo, el decreto señalaba a Hess como Delegado “en los asuntos del Partido”. Es de suponer que, de haber quedado Hitler incapacitado, no hubiese tenido nada fácil imponerse a los otros jerarcas nazis en la dirección del Estado Alemán.
8.- Quizás no sea extraño que los síntomas de Hess (calambres intestinales, dormir a horas inusuales) no sean muy diferentes de los que tenía Hitler, el hombre al que seguía como un Mesías, cuando se encontraba bajo tensión nerviosa. En todo caso, aunque Hitler se puso en manos de médicos con una dudosa cualificación, (como Theodor Morell), nunca se entregó a curanderos (Hitler era muy desconfiado) como Hess e, incluso, en privado ridiculizaba a Hess por su credulidad.
9.- No veamos en ello un diagnóstico de enfermedad mental, sino más bien un diagnóstico de alguien que estaba observando en Hess una progresiva introversión, tendencia a culpabilización obsesiva (se hacía responsable de la masacre de 1934, con la muerte de Röhm y centenares de personas, por no haberla podido evitar), hipocondría, y confianza en creencias extrañas (astrología, curanderos, adivinos, etc)
10.- www.mediatize.info/story/stalin-union-sovietica-pacto-germano-sovietic y www.mediatize.info/story/stalin-union-sovietica-pacto-germano-sovietic
11.- Esto no era más que un hueso arrojado a su leal compañero de antaño. Se dice que, cuando Göering le dijo que no le parecía bien la idea de que le sucediera “ese idiota”, Hitler le respondió: “Pero... Hermann, cuando tú seas Führer del Reich… ¡pfui! Puedes descartar a Hess y nombrar tu propio sucesor”.
12.- En realidad, muchos de los que rodeaban a Hitler no tenían mayor experiencia militar o diplomática que Hess, empezando por el propio Führer; pero todo lo compensaban con su agresividad y capacidad de intrigar en los pasillos del poder.
13.- A diferencia de Hitler, que nunca creyó en ellos, ni siquiera en su desesperación final; Goebbles, que los utilizaba para su beneficio; o Himmler, que se apoyaba en ellos sin dejar que tomaran por él sus decisiones, Hess parece que creyó firmemente, por lo menos en esta época, que se le había concedido el Mandato del Destino de conseguir la paz con los británicos. Respecto a las medicinas “alternativas”, la lista de medicamentos que llevaba cuando voló a Escocia incluían un elixir de un Lama tibetano (que creía que le iba de maravilla contra los cólicos biliares); tabletas de glucosa y multivitaminas que le había dado el Dr. Theodor Morell (otro charlatán); opioides para el dolor de posibles heridas; calmantes por si tenía migrañas; atropina por si tenía cólicos; anfetaminas para el cansancio; barbitúricos para combatir el insomnio de las anfetaminas... y productos homeopáticos que el laboratorio no pudo concretar, de tan diluidos que estaban.
14.- Hitler no hubiese pensado ni por un momento que Hess pensase volar a la Gran Bretaña pero, conociendo la temeridad como piloto de Hess (había ganado varios premios en concursos de aviación) y temiendo que dimitiese para irse con la Luftwaffe, al comienzo de la guerra le había hecho prometer que no volaría. Hess lo aceptó, pero al parecer dijo: “Por el próximo año”. No sabemos si Hitler lo oyó, pero Hess se consideró desligado de la promesa pasados doce meses del inicio de la contienda, más aún si la consideraba una “Sagrada Misión” para cumplir los deseos del Führer. Por supuesto, la prohibición no llegó a oídos del gran público.
15.- El sueño premonitorio no tuvo nada de tal… Su hijo Albrecht Hofhauser, uno de los agentes de Hess, conocía su plan y se lo contó a su padre. El profesor, considerando una locura el viaje; deseando que Hess le contase su plan (para aconsejarle que no lo hiciera), pero no pudiendo confesar la fuente de la información, recurrió al expediente de contarle a Hess que “había tenido un sueño”… lo que no sirvió más para que Hess creyera aún más en su predestinación.
Los adivinos y echadores de suertes cuyos presagios tomó Hess por ciertos eran tantos, que recientemente se han publicado artículos y libros explicando que fue una astuta estrategia del Servicio Secreto británico para engañar a Hess y provocar su entrega a Gran Bretaña… No puedo decir que sea imposible, pero esto no cuadra con la sorpresa que causó su llegada entre los británicos (veremos que, literalmente, no sabían qué hacer con él) ni se entiende que, si tenían una manera de manejar al nº 3 (teórico) del Reich, no supiesen que era un cero a la izquierda en la dirección de la guerra y que “secuestrarlo” no les serviría de nada… Lo discutiremos en otro capítulo.
*
Los judíos alemanes habían luchado y muerto por Alemania en la 1ªGM y se consideraban más alemanes que la berza. No esperaban que Alemania les traicionara y por ello la mayoría no emigró.
P.D. ¿No había judios en la sociedad Thule? Esta cita une a la sociedad Thule con la idea de que el enemigo es el marxismo:
Sebonttendorf went on to create ‘study society’ branches of the Thule, called the rings of Thule. One of these societies was one to replace Socialism and Bolsheviks. The name of the society was the political worker’s circle, which was the origin of the Nazi Party. www.thegreatcoursesdaily.com/the-role-of-secret-societies-in-the-rise-
P.D.2 "The rings" = Los círculos...
Durante la primera guerra mundial, se intentó hacer un Judenzählung (Censo judío) que demostraría que la prensa y círculos antisemitas tenían razón en achacar a los judíos la mala marcha de la guerra.
De la Wiki:
"Los resultados del Judenzählung nunca fueron publicados, oficialmente para "no ofender los sentimientos de la población judía" pero las investigaciones realizadas después de la Primera Guerra Mundial, y en los últimos años del siglo XX concluyen que tal omisión se motiva en que los resultados fueron en verdad contrarios a lo esperado por el gobierno alemán. De un total de 550,000 judíos residentes en Alemania en 1914, 100,000 prestaron servicio en el Reichsheer, siendo la décima parte de ellos voluntarios. El 78% de soldados judíos participaron en combate activo y 12,000 soldados judíos murieron en combate. Otros 30,000 recibieron felicitaciones o condecoraciones por valentía en la lucha (incluyendo la Cruz de Hierro), y 19,000 soldados judíos recibieron ascensos. Unos 2,000 judíos ganaron el ascenso a oficiales por méritos de guerra y 1,200 médicos judíos se asimilaron como oficiales médicos."
El impacto sobre los judíos en el frente y sus camaradas no judíos, pero que les apreciaban, fue muy negativo