1.- Hubo que interpolar a italianos entre rumanos y húngaros porque se odiaban a muerte. Tras la 1ª Guerra Mundial, el Tratado de Trianon impuso a Hungría importantes pérdidas en población y territorio, entre ellas la entrega de Transilvania a Rumanía. En 1940, el 2º Arbitraje de Viena, bajo la dirección del III Reich, obligó a Rumanía (entre otras cesiones) a devolver a Hungría la mitad norte de Transilvania, unos 43.500 km2. Este “diktat” no solucionó nada, puesto que continuó el antagonismo entre ambos aliados del III Reich, pero sí mostró quién mandaba por entonces en Centroeuropa: Hitler.
2.- Coincidiendo con la Operación Urano [ìmagen], en el sector de Rzhev se desencadenó la Operación Marte. Rzhev era un saliente en posesión de los alemanes al oeste de Moscú, que Hitler se negaba a abandonar –como una cabeza de puente para un futuro ataque a Moscú que nunca llegó- y fue objeto de varias batallas sangrientas (los rusos la llamaron “la picadora de carne”) hasta su reconquista en Marzo de 1943.
Existe una polémica entre historiadores. Algunos defienden que se trató de una operación independiente que se convirtió en una derrota sangrienta de los rusos (David Glantz, que la llama “La mayor derrota de Zhukov”); incluso hay quienes sugieren que se trataría de la operación principal de la ofensiva rusa del invierno de 1942, mientras que el cerco de Stalingrado sería un ataque secundario… que salió mejor que el principal. Otros, en cambio, citando cifras de la Inteligencia Militar soviética, defienden lo contrario: el ataque principal sería el de Stalingrado, el de Rzhev sería sólo una distracción (eso sí, muy costosa en vidas) para impedir que el Grupo de Ejércitos Centro destacase unidades hacia el sur. En su apoyo, citan el poco apoyo artillero (0,9 proyectiles/pieza frente a 2,5/pieza en Urano) y de planificación que Zhukov destinó a la ofensiva de Rzhev. El general Kurt von Tippelskirch, por entonces en funciones de enlace con el 8º Ejército italiano, reconoció que “tres divisiones panzer y varias de infantería” quedaron inmovilizadas en el sector Centro en lugar de ser enviadas al Sur, como estaba programado.
Si sirve de algo mi modesta opinión, las hemerotecas de la época registran la opinión de los expertos militares que informaban a los corresponsales, y que en Noviembre (hay que leer entre líneas) informaban de graves derrotas rusas en el sector Centro, mientras apenas concedían importancia al sector Stalingrado. Poco después, con el 6º Ejército ya cercado, pasaron a hablar de derrotas bolcheviques en ese sector… Traducción, incluso los expertos militares coincidían mucha más importancia al ataque al sector Centro que al de Stalingrado.
3.- La orden del Cuartel General era lógica si se planteaba que el Ejército iba a pasar un invierno tranquilo, pero se partía de la base de que los rusos serían incapaces de montar una ofensiva como la que prepararon. Por otro lado, Paulus no era un general que proviniese de las unidades de combate directo, sino que tenía la mentalidad de un Jefe de Estado Mayor: organizador y planificador excelente, pero muy obediente a las órdenes del Alto Mando. Podría haber reservado parte del material que debía mandar a retaguardia, e incluso retirado de la ciudad algunos grupos móviles para reaccionar ante cualquier peligro. Pero es hablar por hablar. Si, pese a sus tendencias sumisas, hubiese tenido iniciativas propias opuestas a las directivas de Hitler, hubiese sido cesado.
4.- Alemania y la URSS habían firmado, dentro del Tratado de Cooperación Mutua de Rapallo (1922) unas cláusulas secretas que permitían a ambos países (marginados tras la 1ª Guerra mundial) colaborar en el entrenamiento de sus respectivos ejércitos. Por entonces el ejército soviético (sobre todo artillería y blindados) era de gran calidad, y su doctrina militar era tan avanzada como la alemana; bastante más que la francesa, por ejemplo. Se dice que cuando los soviéticos vieron los blindados alemanes de aquellos tiempos se indignaron, pensando que les engañaban... tan atrasados estaban respecto a la URSS.
Esta colaboración cesó con la llegada de Hitler y, a partir de 1936, la paranoia de Stalin (alimentada, todo hay que decirlo, por los propios agentes alemanes) le hizo ejecutar a varios de sus mejores mandos militares. Sólo sobrevivieron, por ejemplo, dos de los cinco mariscales, y eso debido a que eran viejos compinches de Stalin: Sermion Buddioni (“un gran bigote bajo un minúsculo cerebro”, lo definió Gerd von Rundstedt, aunque hay quien apunta que la frase se debe a Sermion Timoshenko) y Kliment Voroshilov (“el mayor saco de mierda de todo el Ejército Rojo” dijo de él Nikita Khrushchev). Las purgas se extendieron por todo el ejército, causando un tremendo vacío de comandantes competentes; y los sobrevivientes, por si fuera poco, no se atrevían a expresar ideas o teorías militares fuera de la ortodoxia, por temor de verse acusados a la mínima de traición, y fusilados.
5.- Zhúkov, particularmente, debería haber atraído su atención. En 1939, mientras toda Europa estaba pendiente del conflicto polaco-alemán que desembocó en la Segunda Guerra Mundial, en la frontera entre Mongolia Exterior (aliada de la URSS) y el Imperio del Manchukuo (títere del Japón) se producían unos choques bélicos que desembocaron en una guerra no declarada. Zhúkov, que desde 1938 mandaba el Primer Grupo de Ejércitos Soviéticos de Mongolia, derrotó en la sangrienta batalla de Khalkhin-Gol a un fuerte contingente del Ejército japonés del Kwantung. La victoria despertó poco interés en Europa (¿quién iba a preocuparse por una lejana batalla “entre amarillos”?) pero los japoneses tomaron buena nota (aunque Zhúkov mostró la poca preocupación por ahorrar vidas típica de los generales rusos, lo cierto es que dio un baño estratégico y táctico a los nipones) y esa fue una de las razones que movieron al Japón a elegir el “Camino del Sur” (expandirse hacia las islas del Pacífico y Asia del Sudoeste), favorecido por la Marina Imperial, en lugar del “Camino del Norte” (hacia Siberia hasta el Lago Baikal) que propugnaba el Ejército de Tierra. Así, Japón firmó un Pacto de No Agresión con la URSS. Tal vez todo hubiese sido diferente sin la batalla de Khalkhin Gol.
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2.- Coincidiendo con la Operación Urano [ìmagen], en el sector de Rzhev se desencadenó la Operación Marte. Rzhev era un saliente en posesión de los alemanes al oeste de Moscú, que Hitler se negaba a abandonar –como una cabeza de puente para un futuro ataque a Moscú que nunca llegó- y fue objeto de varias batallas sangrientas (los rusos la llamaron “la picadora de carne”) hasta su reconquista en Marzo de 1943.
Existe una polémica entre historiadores. Algunos defienden que se trató de una operación independiente que se convirtió en una derrota sangrienta de los rusos (David Glantz, que la llama “La mayor derrota de Zhukov”); incluso hay quienes sugieren que se trataría de la operación principal de la ofensiva rusa del invierno de 1942, mientras que el cerco de Stalingrado sería un ataque secundario… que salió mejor que el principal. Otros, en cambio, citando cifras de la Inteligencia Militar soviética, defienden lo contrario: el ataque principal sería el de Stalingrado, el de Rzhev sería sólo una distracción (eso sí, muy costosa en vidas) para impedir que el Grupo de Ejércitos Centro destacase unidades hacia el sur. En su apoyo, citan el poco apoyo artillero (0,9 proyectiles/pieza frente a 2,5/pieza en Urano) y de planificación que Zhukov destinó a la ofensiva de Rzhev. El general Kurt von Tippelskirch, por entonces en funciones de enlace con el 8º Ejército italiano, reconoció que “tres divisiones panzer y varias de infantería” quedaron inmovilizadas en el sector Centro en lugar de ser enviadas al Sur, como estaba programado.
Si sirve de algo mi modesta opinión, las hemerotecas de la época registran la opinión de los expertos militares que informaban a los corresponsales, y que en Noviembre (hay que leer entre líneas) informaban de graves derrotas rusas en el sector Centro, mientras apenas concedían importancia al sector Stalingrado. Poco después, con el 6º Ejército ya cercado, pasaron a hablar de derrotas bolcheviques en ese sector… Traducción, incluso los expertos militares coincidían mucha más importancia al ataque al sector Centro que al de Stalingrado.
3.- La orden del Cuartel General era lógica si se planteaba que el Ejército iba a pasar un invierno tranquilo, pero se partía de la base de que los rusos serían incapaces de montar una ofensiva como la que prepararon. Por otro lado, Paulus no era un general que proviniese de las unidades de combate directo, sino que tenía la mentalidad de un Jefe de Estado Mayor: organizador y planificador excelente, pero muy obediente a las órdenes del Alto Mando. Podría haber reservado parte del material que debía mandar a retaguardia, e incluso retirado de la ciudad algunos grupos móviles para reaccionar ante cualquier peligro. Pero es hablar por hablar. Si, pese a sus tendencias sumisas, hubiese tenido iniciativas propias opuestas a las directivas de Hitler, hubiese sido cesado.
4.- Alemania y la URSS habían firmado, dentro del Tratado de Cooperación Mutua de Rapallo (1922) unas cláusulas secretas que permitían a ambos países (marginados tras la 1ª Guerra mundial) colaborar en el entrenamiento de sus respectivos ejércitos. Por entonces el ejército soviético (sobre todo artillería y blindados) era de gran calidad, y su doctrina militar era tan avanzada como la alemana; bastante más que la francesa, por ejemplo. Se dice que cuando los soviéticos vieron los blindados alemanes de aquellos tiempos se indignaron, pensando que les engañaban... tan atrasados estaban respecto a la URSS.
Esta colaboración cesó con la llegada de Hitler y, a partir de 1936, la paranoia de Stalin (alimentada, todo hay que decirlo, por los propios agentes alemanes) le hizo ejecutar a varios de sus mejores mandos militares. Sólo sobrevivieron, por ejemplo, dos de los cinco mariscales, y eso debido a que eran viejos compinches de Stalin: Sermion Buddioni (“un gran bigote bajo un minúsculo cerebro”, lo definió Gerd von Rundstedt, aunque hay quien apunta que la frase se debe a Sermion Timoshenko) y Kliment Voroshilov (“el mayor saco de mierda de todo el Ejército Rojo” dijo de él Nikita Khrushchev). Las purgas se extendieron por todo el ejército, causando un tremendo vacío de comandantes competentes; y los sobrevivientes, por si fuera poco, no se atrevían a expresar ideas o teorías militares fuera de la ortodoxia, por temor de verse acusados a la mínima de traición, y fusilados.
5.- Zhúkov, particularmente, debería haber atraído su atención. En 1939, mientras toda Europa estaba pendiente del conflicto polaco-alemán que desembocó en la Segunda Guerra Mundial, en la frontera entre Mongolia Exterior (aliada de la URSS) y el Imperio del Manchukuo (títere del Japón) se producían unos choques bélicos que desembocaron en una guerra no declarada. Zhúkov, que desde 1938 mandaba el Primer Grupo de Ejércitos Soviéticos de Mongolia, derrotó en la sangrienta batalla de Khalkhin-Gol a un fuerte contingente del Ejército japonés del Kwantung. La victoria despertó poco interés en Europa (¿quién iba a preocuparse por una lejana batalla “entre amarillos”?) pero los japoneses tomaron buena nota (aunque Zhúkov mostró la poca preocupación por ahorrar vidas típica de los generales rusos, lo cierto es que dio un baño estratégico y táctico a los nipones) y esa fue una de las razones que movieron al Japón a elegir el “Camino del Sur” (expandirse hacia las islas del Pacífico y Asia del Sudoeste), favorecido por la Marina Imperial, en lugar del “Camino del Norte” (hacia Siberia hasta el Lago Baikal) que propugnaba el Ejército de Tierra. Así, Japón firmó un Pacto de No Agresión con la URSS. Tal vez todo hubiese sido diferente sin la batalla de Khalkhin Gol.