"propuestas de legislar nuevamente el tema con un reconocimiento de que todos somos soberanos para definirnos en nuestra identidad"
Bueno, tú puedes definirte como quieras, pero no puedes obligar a que la Ley acepte esa definición tuya.
Por ejemplo, tú puedes definirte como una sílfide de 45 kilos de peso, pero si pesas ciento cincuenta kilos, igual no puedes subirte a un ascensor con otra sílfide como tú.
Tú puedes definirte como una persona de 20 años de edad y tratar de entrar a determinados espectáculos, pero la ley no te permitirá entrar si tienes 12
O tú puedes definirte como una identidad paralelelípeda amarilla que vive en el fondo del mar, bajo un atolón, pero dudo que te autoricen a hacerte las operaciones necesarias. Y a quien me diga que "es que si quieres eso, tienes un transtorno mental", le contestaré con la segunda parte de la frase de este artículo con la que inicié el comentario: "todos somos soberanos para definirnos en nuestra identidad, más allá de diagnósticos que han sido abandonados por la OMS por su ausencia de base científica o de una identificación puramente reduccionista de nuestro sexo con nuestra genitalidad"
El problema no es que haya gente con un transtorno mental, leve o grave, que consiste en una disforia de género; de eso siempre ha habido. El problema es que esos pobres enfermos han sido apoyados por caraduras que medran obligando a todos a aceptar que esa es la nueva normalidad
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Bueno, tú puedes definirte como quieras, pero no puedes obligar a que la Ley acepte esa definición tuya.
Por ejemplo, tú puedes definirte como una sílfide de 45 kilos de peso, pero si pesas ciento cincuenta kilos, igual no puedes subirte a un ascensor con otra sílfide como tú.
Tú puedes definirte como una persona de 20 años de edad y tratar de entrar a determinados espectáculos, pero la ley no te permitirá entrar si tienes 12
O tú puedes definirte como una identidad paralelelípeda amarilla que vive en el fondo del mar, bajo un atolón, pero dudo que te autoricen a hacerte las operaciones necesarias. Y a quien me diga que "es que si quieres eso, tienes un transtorno mental", le contestaré con la segunda parte de la frase de este artículo con la que inicié el comentario: "todos somos soberanos para definirnos en nuestra identidad, más allá de diagnósticos que han sido abandonados por la OMS por su ausencia de base científica o de una identificación puramente reduccionista de nuestro sexo con nuestra genitalidad"
El problema no es que haya gente con un transtorno mental, leve o grave, que consiste en una disforia de género; de eso siempre ha habido. El problema es que esos pobres enfermos han sido apoyados por caraduras que medran obligando a todos a aceptar que esa es la nueva normalidad