Acordaos del informe Steele que relacionaba a Donald Trump con episodios de chantaje sexual por Putin, por sus supuestas actividades golfas en Rusia.

Los medios de comunicación de Estados Unidos (y del resto del mundo) estuvieron dando la matraca una y otra vez, antes y después de su elección, diciendo que Donald Trump era, o iba a ser, una marioneta en manos de los rusos.

Para que al final el fiscal especial Mueller desmontase esas acusaciones, al no encontrar ninguna prueba de ello; incluso the Washington Post publicaba hace unos meses que la campaña en realidad estaba financiada, en parte, por el entorno de Clinton.

Yo suelo desconfiar cuando las pruebas de juego sucio son tan evidentes que las puede descubrir hasta Nacho Escolar.